“Es re divertido“, se escucha decir entre risas a unas chicas que fueron a practicar wakeboard en la laguna por primera vez. Por su parte, el rider -así llaman a quienes practican esta actividad- Santiago Tejería, en diálogo conRedBoing, lo ratifica.
El wakeboard es una disciplina que nació como fusión entre el surf y esquí acuático. Los primeros registros datan de 1965, cuando un grupo de surfistas decidieron subirse a sus tablas y ser tirados por una lancha, generando sus propias olas. En la década del ’80, la práctica comenzó a tomar la forma actual, agregándole botas fijadas en la tabla para mayor equilibrio.
El “cableski” fue inventado en los años 60 por un ingeniero alemán, construyendo el primer teleférico de ski acuático y, consiste en un sistema de cables y poleas que impulsan al rider. Hoy en día hay dos tipos: el sistema 2.0 es lineal, y consiste en dos torres de ida y vuelta. Al tener mayor altura -a comparación de la lancha-, es más fácil levantarse del agua y ponerse de pie sobre la tabla. El sistema de cable full-size es un circuito circular con cinco torres o más y permite que compartan la línea hasta dos personas al mismo tiempo. Sin embargo, es más compleja la salida a comparación del 2.0.
En Rosario, además de la práctica en río con lancha, está el parque acuático Infinite Ride, ubicado en Pérez, a unos 20 minutos de Rosario y posee ambas modalidades de cableski. En 2018, llegó la novedad del circular a la vecina localidad, siendo el segundo del país e impulsando el desarrollo del deporte en la región.
El 2.0 es para la escuelita, donde los principiantes aprenden lo básico. “Lo que tiene de bueno es que parte de la pose “bolita” desde dentro del agua, lo que es útil tanto para lancha como para cable. Es más fácil pararse que en lancha porque te tira desde arriba, es más fácil y mucho más seguro“, cuenta Santiago Tejería quien también es instructor hace 3 años.
El siguiente paso es el taller full size, la fase intermedia entre la escuelita y el circular. Previo a esto hay que dominar la tabla y las posturas indicadas para andar, con más experiencia ya intentar saltar las rampas y módulos.
El sistema circular cuenta con seis torres instaladas en los bordes del espejo de agua conectadas entre sí por líneas de acero suspendidos a 10 metros de agua, un silencioso motor eléctrico impulsa el cable y, hasta seis riders -al mismo tiempo- son remolcados por un manillar y hace que anden de manera continua.
“Nunca me voy a cansar de decir que el Wakeboard es algo increíble. Es un deporte que ayuda a desconectarte con tu día a día“, dice Tejería, y cierra: “Mi consejo para quien quiera andar en wakeboard y todavía no dan el salto es que se animen a aprender, a andar. Es algo de lo que nunca se van a arrepentir”.
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