En un hecho sin precedentes en la historia del planeta, Venezuela se ha convertido en el primer país en perder por completo sus glaciares. Este lamentable acontecimiento fue confirmado por expertos luego de que el glaciar La Corona, ubicado en el pico Humboldt, desapareciera, dejando atrás solo una diminuta mancha blanca entre piedras áridas.
Hace más de un siglo, en 1910, Venezuela contaba con seis glaciares que abarcaban un área de 1.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, para el año 2011, el país ya había perdido cinco de estos glaciares como resultado del acelerado proceso de calentamiento global.
Julio César Centeno, investigador de la Universidad de los Andes, señaló con pesar: “En Venezuela ya no hay glaciares. Lo que tenemos es un pedazo de hielo que es el 0,4 % de su tamaño original”. Este dramático testimonio refleja la magnitud de la pérdida sufrida por la nación sudamericana.
Los datos revelan una tendencia alarmante: entre 1958 y 2019, la cobertura glaciar en Venezuela se redujo en un 98%, según diversos estudios realizados por científicos dedicados al monitoreo del cambio climático.
Este evento, más allá de ser una tragedia ecológica para Venezuela, también sirve como un fuerte llamado de atención a nivel mundial sobre la urgencia de abordar el calentamiento global y sus devastadoras consecuencias. La desaparición de los glaciares venezolanos es un recordatorio doloroso de la fragilidad de nuestro medio ambiente y la necesidad imperiosa de acciones concertadas para preservarlo.
La comunidad internacional, los gobiernos y la sociedad en su conjunto deben redoblar sus esfuerzos para combatir el cambio climático y proteger los recursos naturales del planeta antes de que sea demasiado tarde. La desaparición de los glaciares venezolanos debe servir como un llamado de alerta para evitar que otras regiones del mundo sufran un destino similar.
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