Puelche al 100, barrio Ludueña. La capilla baleada, el día después.
Puelche al 100, Ludueña. En esta parte de de Rosario, hace tiempo que las familias se fueron acostumbrando a convivir con las noticias policiales y con el sonido de alguna balacera, pero lo que pasó en la tarde del jueves generó más conmoción que la habitual: es que los tiros fueron contra la capilla del barrio. Ahora, a media mañana del viernes, todo es silencio en la calle y las instituciones permanecen cerradas en el día después. Pareciese que los vecinos sabían lo que estaba por pasar: hoy cerca de las 14 balearon el kiosko vecino a la capilla dejando una mujer herida.
El ataque a tiros contra la capilla Santa Rita fue poco después de las cinco de la tarde. En el lugar, funciona además un Centro de Día en el que se dictan talleres y capacitaciones. También se dan clases de catequesis y funciona un centro comunitario. “Fueron ocho disparos. Algunos dieron contra el auto de una de las seños que viene desde el centro a dar un curso acá”, dijo este viernes a RedBoing un vecino, que pide reserva de su nombre.
“El auto venía pasando. Se ve que antes no se animó a tirar porque éramos muchos ahí en la puerta. Esperaron a que nos metamos a la capilla, para venir de nuevo y disparar. Seguro que quisieron marcar y asustar, más que matar a alguien”, amplió la única persona que se animó a contar algo de lo que había pasado. “Es que todos tienen mucho miedo. Por eso te digo que no quiero que me grabes, que no se escuche tampoco mi voz”, dijo. La capilla permanece cerrada desde el ataque a balazos. Allí se dictan talleres de barbería, carpintería y otros oficios, para adultos.
Escuela 1027, sin clases este viernes tras la balacera en la capilla.A la vuelta de la capilla por calle Humberto Primo funciona una escuela primaria: la 1027, Luisa Mora de Olguín. Que este viernes no dictó clases, por decisión de su cuerpo directivo. “Apenas sentimos los balazos ayer, que fueron un rato antes que termine el turno tarde, varios padres vinieron a buscar a los chicos antes de tiempo. Ahí mismo avisamos al Ministerio que hoy no podíamos abrir de manera normal. Por eso suspendimos y convocamos a una reunión del plantel docente, para evaluar cómo seguimos. Necesitamos una custodia fija y ver qué pasa con los gendarmes“, contó a RedBoing la directora de la institución.
En las cuadras aledañas, cada vez que se intentaba una consulta periodística, los vecinos se negaban y se metían en sus casas. Lo que se sabe hasta ahora del ataque del jueves es que fue realizado desde un Peugeot 206 azul.
Empalme Graneros y Ludueña están muy cerca uno del otro, en la zona oeste y noroeste de la ciudad. Ocupan unas pocas manzanas que concentran buena parte de los hechos violentos que vienen siendo noticia: en un año y medio, en estos dos barrios se produjeron doce homicidios y numerosos hechos con heridos. Es que en ambos hay bandas que se vienen disputando a los tiros el territorio para la venta de drogas y otros delitos, como la extorsión y la ocupación de viviendas. La justicia provincial y federal han avanzado con investigaciones, que determinaron detenciones y allanamientos.
Se trata además de la zona con más presencia de Gendarmería tras la decisión en marzo pasado de sumar refuerzos federales a Rosario. Aquello pasó tras el crimen de Máximo Gerez, un nene de 11 años. Esa muerte impactó a nivel nacional y apuró decisiones políticas. Lamentablemente, la saturación de gendarmes no logra todavía bajar los niveles de violencia.
A pocos metros de la capilla y el kiosko baleado, cerca de la escuela, está el Comedor Padre Montaldo y la vieja cancha de Tiro Federal. Allí dentro, en el predio del club que hace menos de una década llegó a jugar en primera división de AFA, los gendarmes que patrullan el barrio Ludueña se juntan a comer a la hora del cambio de guardia. El estadio es también una muestra de cómo está hoy el barrio: ahí dónde alguna vez se disputaron partidos oficiales, hay un grupo de caballos pastando y las tribunas juntan óxido.
Esta mañana, gendarmes a pie circulaban por la cuadra atacada. No sirvieron para amedrentar a los sicarios.
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