El tan esperado y extenso reporte elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a la renegociación con Argentina ha presentado el dato crucial que el mercado cambiario aguardaba con ansias. Según el informe, las reservas líquidas negativas del Banco Central ascienden a la suma de US$ 14.100 millones.
Esta revelación está incluida en una de las tablas proporcionadas por los especialistas que redactaron el informe, con el objetivo de representar el complejo escenario que enfrenta Argentina, país al que el FMI ha otorgado US$ 7.500 millones.
Por lo general, los bancos centrales evitan dar a conocer la situación real de sus reservas, ya que esto permite a los mercados cambiarios especular con sus posiciones en divisas. De esta manera, hasta ahora el Banco Central argentino no había suministrado información en este sentido, y las consultoras estimaban los números basándose en datos parciales.
Actualmente, el Banco Central, al carecer de reservas en dólares propias, se está valiendo de los yuanes proporcionados por el Banco Popular de China. Según el informe del FMI, este swap se traduce en el equivalente a 17.900 millones de dólares, de los cuales ya se han utilizado US$ 6.500 millones. Asimismo, existe otro swap por 3.000 millones de dólares, aportado por el Banco de Basilea, respaldado por oro o bonos del Tesoro de Estados Unidos en posesión del BCRA. Esta operación, revelada hace dos semanas por una consultora, causó conmoción en el mercado y llevó al Banco Central a emitir aclaraciones.
La capacidad de utilizar los yuanes depende de la aprobación del Banco Central de China. En este contexto, el gobierno argentino está en conversaciones con Brasil para poder emplear los yuanes en el comercio bilateral, lo que permitiría a las empresas argentinas pagar sus compras a Brasil en yuanes chinos.
Los números del Banco Central reflejan el impacto significativo de la sequía, que generó una disminución de los ingresos por exportaciones en más de 20.000 millones de dólares. Frente a esta situación, el gobierno adoptó medidas para restringir las importaciones y evitar la pérdida de divisas.
En el sector importador, se estima que existen importaciones detenidas por aproximadamente US$ 32.000 millones. En la industria automotriz, la entrada de unidades está paralizada desde hace dos meses, según reportó la Cámara del Comercio Automotor.
Los importadores se han visto obligados a recurrir a préstamos de sus casas matrices, deudas que deberán reembolsar en el futuro adquiriendo dólares del Banco Central.
Según la consultora Ecolatina, la deuda comercial por importaciones de bienes alcanza niveles históricos, incluso al medirla en moneda constante. Hasta el primer trimestre de 2023, el stock ascendió a US$ 34.300 millones. Esta cifra representa una demanda adicional de dólares que se pospone para un futuro.
Uno de los desafíos principales para el equipo económico radica en la exigencia del FMI de mantener el esquema de depreciaciones diarias del peso, con el propósito de alinear la evolución del dólar con la inflación.
Al primer trimestre de 2023 el stock trepó a US$ 34.300 millones. Esa cifra es una demanda adicional de dólares que se va pateando para más adelante.
Uno de los mayores problemas para el equipo económico es que el FMI pide continuar con el esquema de depreciaciones diarias del peso, con el fin de mantener la evolución del dólar más cerca de la inflación.
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