Lou Ottens, el creador de las cintas de cassette y pionero de la tecnología de los CD murió el sábado, a los 94 años, en su casa de Holanda. A principios de los años 60 dirigió el equipo que desarrollo los cassettes para la empresa Hasselt, propiedad de Endhoven Philips.
En 1964 culminó su invento y empezaron a fabricarlo en masa en Alemania. Un año después se empezó a vender en toda Europa y para 1969 ya había desembarcado en Estados Unidos, un lugar clave para la explosión de esta tecnología fundamental para impulsar la cultura de la época. Uno de los slogans era, justamente, la portabilidad: “Más chico que un paquete de cigarrillos”, decía uno de los anuncios que lo promocionaban.
El cassette dominó la industria por varias décadas, hasta que llegó una tecnología de la que también participó Otter, el CD. La contra de las cintas era que, a diferencia de los discos de vinilo, no podían mantener la calidad específica del sonido y eventualmente se iban degradando.
Justamente hace algunos años Ottens afirmó que “su mayor orgullo se desgastó mucho tiempo atrás”, aunque en los últimos tiempos fue parte de series y películas que apelan a la nostalgia, como Guardianes de la Galaxia y Strangers Things.
En 1986 le preguntaron si estaba orgulloso de sus inventos, que le brindaron acceso a millones a la música, pero él siempre contestó de forma humilde. “Fue un trabajo en equipo”, destacó.
También en diversas entrevistas no dudó en compartir su mayor arrepentimiento: que Sony, su empresa rival, fuera la que inventara lo que para él fue el dispositivo ideal para los cassettes, el Walkman. “Eso todavía me duele”, afirmó en diferentes oportunidades. También se refirió a un posible revival de los cassettes y fue contundente: “Nada le gana al sonido del CD”.
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