Pasaron 153 años desde que el Presidente Sarmiento realizó el primer censo en el país en las 14 provincias en las que se dividía la Argentina. Al educador sanjuanino que apenas llevaba un año en el poder lo desvelaba especialmente una cuestión: sabe usted leer y escribir preguntaron los 3500 censistas que recorrieron el país durante tres días.
El 70 % respondió que no, y en esa radiografía se fue gestando la 1420, la extraordinaria ley de educación pública, gratuita y obligatoria que alfabetizó a la Argentina y la colocó en las primeras naciones del mundo. El presidente también hizo su parte y en su gobierno se fundaron 800 escuelas que llevaron de 30.000 a 100.000 la cantidad de niños que comenzaban su escolarización.
Para ello sirven los censos, para tener el diagnóstico más detallado de un país y pensar las políticas públicas que cambien la realidad. Muchas voces hemos escuchado esta semana desde la estupidez de la grieta o la sobreactuación cargar contra la compulsa, pero más allá de ello los argentinos y argentinas les abrieron la puerta a los más de 600.000 censistas y participaron de la jornada en paz.
Las primeras fotos del relevamiento extraordinario ya se han conocido. Somos 47 millones y monedas, la población está envejeciendo pero menos que en buena parte de occidente y el casi el 47 % somos hombres, un poco más del 52% mujeres y un porcentaje que no llega al 1% no se reconoce ningunas de esas categorías.
Bella postal; imaginemos por un instante el orgullo de esa persona que por primera vez siente que el estado lo respeta en su forma de sentir la vida. Durante los meses siguientes iremos sabiendo más, y en especial sobre muestra ciudad.
Cuantos somos los rosarinos, como vivimos, quienes no tienen servicios sanitarios ni cloacas, en que barrios, y otros datos sociales con absoluta precisión. No son tiempos fáciles para Rosario y la región. A la recurrente y cíclica crisis económica del país se suma una emergencia en seguridad pública. Las respuestas posibles para salir son diversas y deben ejecutarse en conjunto.
La necesidad de una mayor presencia de fuerzas de seguridad y la redefinición del poder judicial en su conjunto caen de maduro, aunque no se concretan en hechos, o solo a cuentagotas. Pero la mas profunda, urgente, necesaria y que debe ser sostenida en el tiempo es la inversión social.
Los cientos de miles de personas que viven hacinados en villas de emergencia, con pisos de tierra, en familias ensambladas por la pobreza y la necesidad son el caldo de cultivo ideal para el reclutamiento de jóvenes que se conviertan en tiratiros o sicarios por monedas, pero también por absoluta falta de futuro.
El censo 2022 debe ponerse arriba de una mesa con los tres poderes del estado presentes y diseñar desde allí, las políticas para Rosario y la región, con una multimillonaria inversión social y en hábitat, como otros países lo hicieron en ciudades y zonas con problemas infinitamente más graves y han salido adelante.
Pero eso no se hará desde declaraciones altisonantes ni competencias absurdas entre los poderes del estado como se vio luego de la “fastuosa” cumbre judicial de la semana pasada y las diatribas del ministro de seguridad de la nación en sus peleas personales con los integrantes de la corte suprema.
Sarmiento vio el problema y pensó la solución. Pronto se dará el diagnóstico completo, más allá que se sabe muy bien cuál es la enfermedad. Si en 10 años, cuando Argentina vuelva a censarse los números de pobreza y marginación son los mismos o peores, no hay que esperar que la situación de la seguridad haya mejorado por obra de magia, se debe actuar ya, de manera urgente.
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