En los campamentos políticos de la provincia saben que el esquema electoral se organiza de arriba para abajo. Falta un mes para el cierre de listas y aún no se han definido las principales candidaturas, lo que abre un mar de dudas para los candidatos en la ciudad de Rosario. Hasta que no se disipe el humo nacional tanto en el peronismo como en Juntos por el Cambio, no va a haber detalles de quiénes van a competir por la gobernación. Recién ahí, por necesidad, por voluntad o por decantación, vamos a conocer los hombres y mujeres que irán por la intendencia. Sin embargo, los rumores que se mueven son muchos y les propongo pensar un modelo para armar, a lo Cortázar, haciendo un corte coyuntural por estos días.
En el Frente de Todos hay una definición que puede abrir las puertas a una posibilidad de que gane el peronismo Rosario después de 50 años. La participación de Juan Monteverde en la interna, por primera vez, enciende las luces de la esperanza de muchos dirigentes que vieron cómo se le escapaban las chances entre los dedos en el pasado. Cuenta con el apoyo, en un acuerdo que incluye lo provincial, del Movimiento Evita. Además, Roberto Súkerman está dispuesto a competir por tercera vez por el sillón de la intendencia y cuenta con el apoyo, nada más ni nada menos, que del jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Agustín Rossi. El que tiene que definirse, y pasa por el acuerdo mayor, es Marcelo Lewandowski. En estos días hubo un acercamiento entre el gobernador y el periodista, algo impensado hace un par de semanas cuando sus declaraciones fueron beligerantes contra el primer mandatario provincial, y enciende las sospechas de un acuerdo para que el senador nacional juegue la disputa en Santa Fe. No obstante, su entorno y el armado que lo acompaña ve con buenos ojos que sea candidato a intendente para que el PJ garantice la ciudad.
A esos nombres hay que sumarle algunos que quedaron expectantes. Alejandro Grandinetti, secretario de Turismo que supo estar en el equipo de Massa y que ahora forma parte de la tribu del gobernador desde Hacemos Santa Fe, tiene el traje listo para salir a la cancha. Lo mismo sucede con el concejal Lisandro Cavatorta, hoy integrante del grupo del superministro de Economía y familiar de Diego Giuliano. Este último también sonó con fuerza, aunque se diluyó esa idea porque el de Tigre lo tiene pensado como su primer candidato a diputado nacional por la provincia si él se postula para presidente. Por lo cual, si Lewandowski no se sube al ring local, de aquí puede salir un candidato más.
En este cuadro de situaciones, las elecciones se dirimirán entre dos grandes frentes. El otro, en formación y con cierta complejidad, cuenta con el intendente Pablo Javkin entre sus filas, y un colectivo de dirigentes que tienen expectativas puestas en poder hacerle la interna. Todos los poderes ejecutivos, tanto locales, como provinciales y nacionales, se han visto golpeados en las urnas por la pandemia en el mundo. En este caso, la disputa contra el peronismo puede llegar a ser atractiva porque se re configura aquella idea de escenario tripartito al que nos habíamos acostumbrado en Rosario, y no conocemos cuáles pueden ser las consecuencias de las migraciones de los electores.
Hoy Javkin, con Losada confirmada en la contienda provincial, es número puesto para ir en busca de la reelección. Sabes que para ser competitivo en las generales necesita de una PASO atractiva, por lo cual está abierta la posibilidad de que se presenten otros dirigentes por dentro del espacio. Desde el socialismo tienen la idea de que Enrique Estévez, un dirigente joven que tiene un recorrido en la política como concejal y ahora como diputado nacional, y que porta un apellido histórico para el partido -es el hijo ni más ni menos que del fundador Guillermo Estévez Boero– sea quien represente a un espacio con un largo pasado en la conducción de la ciudad, pero mostrando voluntad de poder a futuro con un sub 40 en la boleta.
Lo único que puede hacer claudicar esta idea es que en el campamento que se montó en Vera se consigan los consensos para que todos vayan detrás de Losada con este armado pergeñado por Julián Galdeano, y allí se abra la posibilidad de participación de Clara García en Rosario. Sin embargo, es difícil aún pensar en que eso suceda porque se tienen que acomodar muchas piezas del rompecabezas antes para que surja de ese grupo humano una sola fórmula a gobernador. Sobre todo, e insisto, porque el partido de la rosa se muestra muy seguro en cada diálogo en on y en off de que presentará candidatos en todas las categorías de la contienda provincial.
El radicalismo de Maximiliano Pullaro tiene dos perfiles distintos para poder mandar a la cancha. Por un lado, Gabriel Chumpitaz mostró su voluntad en varias ocasiones de querer competir por la intendencia. Con un perfil duro, integrando el PRO Evolución, intenta posicionarse. Pero hace un tiempo se sumó a las filas del ex ministro de Seguridad Jorge Boasso, en principio con el fin de ayudarlo a ser gobernador y que lo utilicen donde lo necesiten. Esta semana habrá avances con algunas mediciones que vinieron apareciendo y otras nuevas que están encargadas, y, si dan bien, es probable que sea el ex concejal el que pueda volver a competir por la conducción del Palacio de los Leones desde este espacio.
Además, hablando del PRO, Anita Martínez tiene ganas de ponerse el traje nuevamente de candidata a intendenta. Desde el PRO+ son muy fieles al armado de Galdeano y se acomodan según las necesidades del esquema que plantee el radical, pero en cada reunión muestra su intención y avisa que está lista para ir una vez más por el poder ejecutivo de la ciudad. Es difícil que cierre de esa manera con Javkin formando parte de la misma tribu, y, tal vez, la periodista sirva al grupo en otra categoría.
Inclusive, desde este espacio aparecen dos nombres más como posibles competidores. Uno es el de Pablo Paladini, el CEO de una de las empresas de alimentos más grandes del país, que reapareció en Vera de la mano del grupo de Galdeano y sorprendió a todos. Sus diálogos habían iniciado con el PRO, pero ahora se acercó al espacio general de la mano del diputado provincial radical. Está dispuesto a acompañar, aunque muchos actores se preguntaron en estos días si era uno de los que podía llegar a sumarse a la disputa por Rosario. El otro es Martín Rosúa, ladero del propio Galdeano, que supo tener un perfil alto hace una década durante su primera concejalía, después se retiró al ámbito privado, pero ahora volvió a tener protagonismo interno a partir de su ingreso al Concejo y es el golden boy del equipo. Si lo necesitan, es un soldado.
Sobre el fin de semana habrá definiciones tanto en el Frente de Todos, que acelera los plazos aunque el gobernador siempre juegue con la campana del cierre de listas, como en el frente de frentes que pondrá nombre a este armado que lleva madurando hace más de un año. A contramano de cualquier construcción, esto se cimenta de arriba para abajo. Losada ya está en la cancha, aunque no haya anuncio formal. Pullaro también es un número puesto. Toniolli, Mirabella y Busatto son una fija en el peronismo. Clara García es una duda, Lewandowski la otra. Desde esas definiciones se pueden acomodar los melones en el camión electoral.
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