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Julián A. y Gustavo R., dos celadores del Servicio Penitenciario que cumplían función en los pabellones de alto perfil de las cárceles santafesinas, fueron imputados este jueves por el crimen de Agustín De la Encina, el joven que fue asesinado dentro de la cárcel de Piñero el pasado 13 de enero. La víctima era broker de seguros y estaba preso desde 2021, cuando había caído detenido en una causa por venta de drogas en Rosario. Su muerte se dio luego de haber sido ultimado a facazos en el penal, en una escena de la que se conocieron detalles hoy, durante la audiencia con imputación a cargo del fiscal Patricio Saldutti.
El juez Fernando Sosa determinó la prisión preventiva para ambos imputados. De acuerdo a la evidencia del MPA, los dos celadores facilitaron el encierro de la víctima en un sector de la cárcel de Piñero conocido como “jaula de seguridad”, del que no se puede salir si no se abren las puertas desde afuera. Allí dentro, el joven recluso fue atacado por al menos cinco presos que aún no fueron identificados. No obstante, en la audiencia se conoció el apellido de uno de ellos, al menos según lo dicho por los celadores que fueron imputados.
Si bien en esta primera etapa de la causa la Fiscalía no llegó a determinar formalmente un móvil del crimen, desde el comienzo la principal hipótesis está vinculada a un contexto narco: en 2024, por una investigación de la justicia federal, se logró interceptar en una estación de servicio a mitad de camino entre Buenos Aires y Rosario un envío de 32 kilos de cocaína que estaba siendo trasladado en un auto.
Un año antes, un viaje en taxi que habían iniciado en el centro de Rosario dos pasajeros que habían despertado la sospecha del chofer porque pidieron ir a varias direcciones distintas había sido el primer dato a partir del cual se había iniciado la causa. Luego, con mucha discreción, las pesquisas de los fiscales federales habían llegado a averiguar que había una banda narco que repetía este tipo de acciones y detectar el recorrido que hacía la droga para llegar a la ciudad. Así, se pudo frustrar a tiempo uno de esos envíos, con aquellos 32 kilos de cocaína interceptados.
La hipótesis judicial fue que Yanina -hermana del narco Esteban Alvarado- era la “dueña” de ese cargamento y que De la Encina había estado a cargo de la la logística, desde la cárcel. Pero algo falló. Y de allí surge la pista más fuerte para encontrar un móvil al crimen en Piñero. En la audiencia de este jueves, uno de los celadores relató que los presos que entraron a matar a facazos a De la Encina decían “Traicionó a la mafia”.
Durante el trámite en la sala 3 del Centro de Justicia Penal, en la audiencia que duró más de tres horas ante el juez Fernando Sosa, los agentes penitenciarios Raimondi y Aguirre buscaron quitarse la responsabilidad del hecho. Ambos coincidieron responsabilizar a un superior de ellos por facilitar el ingreso de cinco presos a la jaula de seguridad donde finalmente se perpetró el asesinato de De la Encina.
La persona apuntada es Hernán Peralta, jefe directo de los dos empleados imputados que pasó a disponibilidad apenas producida la muerte de De la Encina. Su teléfono, además, está siendo analizado por el MPA.
Detalles de lo que dejó la audiencia
Al momento de declarar uno de los celadores de la cárcel, Gustavo R. manifestó que su accionar respondió a una orden de su superior: “a mí a la orden de abrir esa puerta me la dio Hernán Peralta, un superior mío. Yo cumplí una orden y si desobedecía podían sancionarme” declaró el imputado. A su vez, en otro momento de su testimonio relató cómo escuchó la orden de un preso de apellido González, delegado del Pabellón 6, para que otros cinco reclusos ataquen a Agustín De la Encina: “Decían que había traicionado a la mafia” afirmó el celador.
Por su parte, otro de los imputados, Julián A. en su declaración coincidió en la línea argumental de su colega al señalar que un jefe de ambos dio la orden de abrir la puerta por dónde entraron los atacantes. En este sentido, profundizó su relato al precisar detalles de el momento en el que se desvanece De la Encina y denunció que el grupo especial GORO “llegó caminando”. Además, Aguirre le sumó otra complicación a su superior: “después de la gresca, me pidió que no ponga nada en el libro de novedades y se lo llevó”.
Inconsistencias en las declaraciones de los imputados
El fiscal Saldutti por su parte indicó que se presentaron incongruencias en los testimonios de los imputados, con lo que dijeron sus abogados y con lo que se pudo verificar con las cámaras de seguridad del penal. Ante esto, recordó que como empleados de alto perfil, tenían un protocolo que se incumplió. Por último, lo más fuerte que dejó la audiencia fue los considerando del juez Sosa tras las presentaciones de la fiscalía, al valorar las pruebas y evidencias que sustentaron la prisión preventiva de los imputados alegando que lo acontecido :”Fue gravísimo. La víctima estaba bajo la custodia del Estado”.
Frente a esto, “por la naturaleza de los hechos y la calificación provisoria de homicidio doblemente agravado, la pena en expectativa es la de prisión perpetua y por ende de cumplimiento efectivo”, planteó el juez Sosa.
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