A 40 años de la recuperación de las Islas Malvinas por parte de la República Argentina, mucho se ha escrito sobre este acontecimiento cuya resolución, con la caída de Puerto Argentino, firmó el certificado de defunción de la última dictadura militar. Sin embargo, la cuestión Malvinas es parte de la génesis del país y el conflicto seguirá latente mientras no haya una resolución que tenga en cuenta los intereses nacionales.
Todavía no hay un consenso entre los historiadores sobre quienes fueron los responsables de descubrir las Islas Malvinas, sin embargo la versión que cobra más fuerza es que los españoles fueron los primeros en llegar en 1521. España no le dio mucho valor a este territorio debido a que les quedaba muy lejos y no encontraron elementos de valor como para tomar posesión del archipiélago.
Con el avance de la industria naval, las embarcaciones se fueron modernizado y las Malvinas se tornaron estratégicas para quienes buscaban conquistar el Atlántico Sur. En 1764, Francia estableció el fuerte militar de Puerto Luis, esto provocó la reacción de la diplomacia española que argumentó que fueron ellos los que primeros habían llegado. Asimismo, en 1765, una expedición británica llegó y plantó bandera sin saber que estaban los franceses allí. Gran Bretaña manifestaba haber sido la primera nación que había llegado a las islas y su soberanía les correspondía.
En 1766, franceses y británicos se retiraron y España volvió a tomar posesión hasta que en 1808 el imperio francés con Napoleón Bonaparte a la cabeza ocupó España, finalmente comenzó la Guerra de la Independencia Española para desalojar a los invasores. En 1812 la asamblea constituyente conocida como Cortes de Cádiz decidió levantar el destacamento militar en Malvinas y retirarse.
Luego de la declaración de la independencia, las Provincias Unidas del Río de la Plata tomaron posesión de Malvinas el 6 de noviembre de 1820 e izaron la bandera del país. Si bien los primeros años fueron pacíficos, barcos pesqueros estadounidenses e ingleses comenzaron a cazar de manera ilegal focas y ballenas. Argentina envió en 1829 a Luis Vernet, quién fue designado Comandante Político y Militar de Malvinas, para controlar las acciones de las embarcaciones argentinas.
En 1831, la fragata USS Lexington, de la armada estadounidense invadió Malvinas y saqueó las dependencias argentinas de Puerto Soledad generando graves daños en la precaria infraestructura montada allí. Finalmente autoridades británicas y estadounidenses llegaron a un acuerdo. Estados Unidos podía seguir cazando animales a cambio de reconocer la soberanía británica en las Malvinas.
Finalmente el 3 de enero de 1833, Reino Unido desalojó por la fuerza a los argentinos y tomó el control de las islas. Además se inició un proceso de inmigración donde muchos colonos británicos se instalaron en Malvinas y fueron llamados coloquialmente “kelpers”.
A partir de ese momento, la diplomacia argentina mantuvo su reclamo de soberanía en todos los foros internacionales hasta que en 1982, Leopoldo Fortunato Galtieri asume la presidencia en un contexto muy difícil para los militares que tomaron el poder. El modelo económico instaurado por Martínez de Hoz comenzó a hacer agua y la opinión pública comenzaba a pedir una salida democrática.
Galtieri, consciente de la frágil situación económica y social, encargó a sus subordinados que organizaran un plan para recuperar militarmente a las islas y ganar un masivo apoyo popular. El gobierno argentino sabía que su par británico estaba pasando un pésimo momento. La figura de Margaret Thatcher estaba por el piso tras la desindustrialización y el cierre de minas de carbón. El aumento de la desocupación generaba un fuerte rechazo en la imagen de la primer ministro.
El gobierno argentino aprovechó el incidente generado en las islas Georgias tras el izamiento de la bandera argentina. El hecho fue realizado por trabajadores que fueron a desmantelar una factoría ballenera en marzo de 1982. El empresario Constantino Davidoff fue el responsable de llevar a cabo esta tarea. La armada argentina envió al ARA Bahía Paraíso entre otra unidades para proteger a los argentinos de las represalias británicas.
El 28 de marzo de 1982, la flota argentina partió rumbo hacia Malvinas, este movimiento fue registrado por la inteligencia estadounidense y su propio presidente, Ronald Reagan intentó convencer a las autoridades argentinas que desistieran de la maniobra.
Finalmente, el 2 de abril de 1982, Argentina tomó Malvinas e izó el pabellón nacional en ese suelo. Al otro día hizo lo mismo con las Georgias. Además, el plan salió perfecto porque el asalto no generó bajas entre los británicos, una condición clave que habían puesto los altos mandos. Los prisioneros fueron enviados de vuelta a Gran Bretaña.
La sociedad argentina se mostró a favor fervorosamente de la iniciativa y hasta los partidos políticos, que venían exigiendo elecciones, salieron a respaldar la decisión de Galtieri. Sin embargo, a nivel internacional, Argentina quedó aislada totalmente y sólo recibió el de Perú, Panamá, Venezuela y la Unión Soviética, por cuestiones estratégicas.
Los británicos recibieron un fuerte sostén logístico de Estados Unidos y los servicios de inteligencia de Francia y Chile aportaron información valiosa sobre el movimiento de las tropas argentinas. Asimismo, la Comunidad Económica Europea aplicó fuertes sanciones contra Argentina.
Gran Bretaña mandó su flota para reconquistar las islas donde se destacaban dos portaviones y hasta submarinos nucleares. Los británicos establecieron una zona de exclusión aérea sobre las islas que después fue de exclusión total y movilizó a 30.000 hombres.
Ante esta situación, Galtieri convocó a los argentinos a la Plaza de Mayo y dijo la famosa frase: “Si quieren venir que vengan, le presentaremos batalla”. El 25 de abril de 1982, Gran Bretaña tomó las Georgias y los combates comenzaron el 1° de mayo donde la Fuerza Aérea Argentina hace su bautismo de fuego. La primera acción británica fue bombardear el aeropuerto para evitar que los argentinos puedan reabastecer a sus hombres.
El 2 de mayo de 1982, un submarino nuclear hundió el ARA Crucero General Belgrano, pese a que estaba navegando fuera de la zona de exclusión, provocando la muerte de 323 tripulantes de esa nave. Este barco fue el único que fue hundido por un submarino nuclear en una guerra.
Por su parte, el 4 de mayo de 1982, un misil Exocet lanzado por los argentinos impactó contra el buque HMS Sheffield provocando su hundimiento. El 10 de mayo de 1982, el buque ARA Islas de los Estados fue hundido por la armada británica.
El 21 de mayo, los británicos desembarcaron en las islas y el Ejército Argentino no pudo generar una gran resistencia pero la Fuerza Aérea y la Armada dieron de baja a un destructor y dos fragatas de la Royal Navy. Esta acción provocó la pérdida de 22 aviones y 10 pilotos argentinos.
El 25 de mayo de 1982, Argentina hundió al buque SS Atlantic Conveyor que llevaba provisiones esenciales para los británicos y el 30 de mayo, el último misil Exocet que tenían las tropas argentinas dio contra el portaviones ligero HMS Invincible provocando graves daños.
Tras estos ataques, los británicos decidieron acelerar los ataques terrestres ya que las tropas de élite argentinas estaban en la frontera con Chile debido a la posible incursión militar del país trasandino. Los soldados argentinos en Malvinas tenían una escasa preparación y además el armamento con el que contaban era vetusto en comparación a sus enemigos.
Otro de los principales factores que jugaba en contra del Ejército Argentino era el frío intenso que se sentía allí. El equipamiento de las tropas no estaba preparado para que los soldados resistan las bajísimas temperaturas del invierno malvinense.
Finalmente, el 14 de junio de 1982, pese a algunas acciones importantes de las tropas argentinas, el General Mario Benjamín Menéndez se rindió ante su par británico Jeremy Moore finalizando la disputa bélica. El 20 de junio, Gran Bretaña tomó las Sandwich del Sur y desalojó a la base científica argentina que estaba allí.
Siempre se acusó al gobierno argentino de elegir mal el momento del operativo para recuperar las islas ya que fue en invierno y esto afectó notablemente a sus tropas. Muchos analistas militares afirmaron que los británicos estaban cerca de retirarse del Atlántico Sur debido a las complicaciones que les generó la Fuerza Área y la Armada Argentina.
Las bajas del lado argentino fueron de 649 hombres, 47 aviones y 6 embarcaciones mientras que los británicos perdieron a 255 hombres, 34 aviones y 8 embarcaciones. Asimismo no hay que olvidar la cantidad de suicidios que hubo de ex-combatientes una vez que finalizó la guerra.
Pese a esta derrota, el Estado argentino sigue reclamando con énfasis en todos los foros internacionales que las Malvinas son argentinas.
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