La Justicia decidió que el policía federal de la División Drogas Peligrosas Sergio Aquino, siga detenido luego de disparar desde su auto a un limpiavidrios en plena avenida porteña 9 de Julio. El hecho se registró el jueves 3 de junio, cuando el efectivo iba en el auto hacia un hospital con su esposa -también policía federal- y su bebé de diez días, que, de acuerdo a lo que declaró el agente detenido, había levantado fiebre y tenía convulsiones.
El Juzgado Nacional en lo Criminal 26 dispuso su prisión preventiva y le trabó un embargo por medio millón de pesos. Al mismo tiempo, el juez a cargo de la causa, Damián Kirszenbaum, se declaró incompetente para continuar con la investigación y aceptó el cambio de jurisdicción propuesto por la defensa de policía federal, por lo que la causa fue remitida a la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para que defina por sorteo el juzgado que tendrá la tarea de continuar con la causa.
El miércoles las partes tendrán una audiencia con la Cámara de Apelaciones para sostener este pedido de excarcelación. El juez Kirszembaum tomó la decisión de no otorgarle la libertad al policía Aquino luego de que considerara que el agente podría interferir en la instrucción de los hechos o fugarse. Su decisión se dio en el marco de las visitas que recibió el efectivo en los primeros días detenido.
Aquino fue visitado por altos mandos de la Policía Federal Argentina. No obstante, desde el Ministerio de Seguridad nacional cuestionaron el accionar del detenido y le quitaron la representación jurídica. Además, el magistrado entendió que su actitud de fugarse inmediatamente después de dispararle al limpiavidrios implica que, una vez liberado, podría ser capaz de lo mismo.
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