Este viernes al mediodía recuperó su libertad Guillermo Davidson, Subjefe de Investigaciones de la Policía Federal de Rosario que había sido detenido en la tarde del jueves, con evidencia de que durante los últimos meses había cobrado coimas a familiares de presos en causas por narcotráfico para permitirles el ingreso de un celular o mejoras en sus condición de detención en la delegación que tiene la PFA en 9 de Julio al 200, en pleno barrio Martin. A la decisión la tomó el juez federal Carlos Vera Barros, quien tomó declaración indagatoria al jefe policial acusado de cohecho. El magistrado quedó a cargo de la causa por una licencia de su par Marcelo Bailaque.
Fuentes de la causa consultadas por RedBoing tras conocerse la noticia señalaron: “La defensa del jefe policial pidió la excarcelación, pero si queda en libertad es por la calificación legal que hace el juez tras indagar. Podría haber entendido que había peligrosidad procesal, para definir una cautelar. Pero no lo hizo”.
En concreto, tras el escándalo de haberse revelado de que el subjefe de investigaciones de la División Unidad Operativa Federal de la PFA en Rosario cobraba coimas a las mujeres de importantes líderes narco, el acusado volvió a su casa en muy pocas horas. De aquí en más, los fiscales deberán avanzar con la investigación analizando el contenido del teléfono que se le secuestró ayer a Davidson, que mientras dure el proceso no volverá a trabajar porque está en una situación de revista.
Desde el entorno del juez Vera Barros explicaron a RedBoing: “La investigación llevaba meses y cuando la Fiscalía solicita medidas, el doctor Bailaque estaba de licencia. En este marco, nosotros ordenamos los allanamientos y la detención porque había peligrosidad procesal ya que se trataba de un jefe policial. Por eso se allanaron las celdas, su oficina y su vivienda. Este viernes, antes de la indagatoria llegó un informe en el que constaba que ya había sido pasado a disponibilidad. Por eso es que se lo imputa, él ahí negó todos los hechos y allí hubo que resolver su situación. Al no estar en actividad dentro de la fuerza, no había peligrosidad”. La misma fuente detalló que en diez días, será de nuevo Bailaque en funciones quien deba resolver cómo sigue la causa.
Una vez conocida la medida que permitió a Davidson volver rápidamente a su casa, una voz del Poder Judicial sugirió: “¿Quién asegura que ahora sin ir a trabajar, pero estando afuera no condicione a los posibles testigos de la causa?”.
El surgimiento de la causa
Cabe recordar que la causa surge por trabajo de la Fiscalía Federal 3 -a cargo del fiscal Claudio Kishimoto y los fiscales coadyuvantes Franco Benetti, Julieta Militello y Matías Mene- que llevó adelante una importante investigación que sumó escuchas telefónicas y otras pistas que llevaron en la tarde jueves a la detención de un jefe de la División Investigaciones de la Policía Federal. Según había detectado el MPF, cobraba a los presos para hacerles ingresar un teléfono y por otras mejoras en sus condiciones de detención como salir al patio cuando alguien venía a visitarlos. La orden para poder irrumpir ayer de forma completamente reservada fue del juez Marcelo Bailaque.
En una de las escuchas a detenida en una importante causa federal por drogas, la joven le decía a su mamá: “Necesito que me traigas plata para poder vivir bien acá”. Su madre le preguntaba qué significaba eso, por teléfono. Y la respuesta fue: “Salir al patio, bueno un montón de cosas, pero no te puedo hablar por acá porque lo mandamos en cana al loco”. Del otro lado de la línea no ayudaban mucho a cuidar el secreto, porque en la misma conversación le decía: “Ah, ¿un cobani de ahí?”. Y la lacónica respuesta fue: “Mami viste, si, ajam… ponemos todas”.
La involucrada en esa llamada es una joven de 19 años que cayó detenida en marzo pasado en la investigación contra Leo “Rey” Saravia, a quien encontraron prófugo de la justicia en un hotel porteño. En esa ocasión, se pudo interceptar en la autopista desde Buenos Aires un importante envío de 25 kilos de cocaína a Rosario.
En otra de las comunicaciones desde la delegación rosarina de la Policía Federal, la misma mujer decía a su interlocutor que le lleve un teléfono, por el que le cobraban veinte mil pesos para poder entrarlo. Y le renovaba el mensaje de que había beneficios para quienes arreglaban económicamente con el subcomisario al que ayer detuvieron: “Me avisan cuando hay requisa todo, todo, todo. Encima vamos a vivir re bien ahora”.
Luego de esa pesquisa, Kishimoto y el equipo de fiscales coadyuvantes dpudieron determinar que ese teléfono era utilizado por varias presas en forma alternativa. Y que todas hablaban de lo mismo. El arreglo se concretaba en la Plaza Bélgica -en Zeballos y Colón, a metros de la Delegación de PFA- con quien apodaban “El Viejo”. Ahí le daban el celular y los veinte mil pesos.
Los cruces de llamadas y libros de actas de la Policía Federal siguieron hasta la última semana de octubre. Así se pudo advertir que el subcomisario se retiraba por un trámite personal 15.58 y cincuenta minutos después volvía a entrar, firmando el libro. Una de las detenidas, en la línea intervenida preguntaba a un familiar: “¿Pudiste encontrarte con el Viejo?”.
Con ese dato, la Fiscalía federal pidió cámaras de seguridad privadas de la cuadra y encontró al Subcomisariod de Investigaciones especiales de la Federal caminando hacia Plaza Bélgica, para encontrarse con alguien y luego volver con una bolsa chica de tela bajo el brazo. La misma pesquisa verificó luego con personas que trabajan en la Delegación de la PFA que el mismo hombre iba hasta la celda y entregaba esa bolsa a una detenida.
Esta semana, el lunes, fueron los investigadores en persona y de forma secreta a la Plaza Bélgica y pudieron ver cómo se hacía el paso de manos de un teléfono para las presas. El movimiento se hacía, sospecha la justicia, al menos desde marzo que fue cuando las escuchas empezaron a detectar la maniobra.
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