A solamente tres días de que se dispute el partido más importante del año entre Argentina y Francia por la final del Mundial, el elenco europeo sumó un gran dolor de cabeza. En las últimas horas, una enfermedad denominada “virus del Camello”, que es una especie de gripe, se metió de lleno en el plantel y hay varios jugadores infectados.
El primero en contagiarse fue Kingsley Coman, aunque después también presentaron síntomas algunos de sus compañeros. Detrás del futbolista del Bayern Munich fueron cayendo Dayot Upamecano y Adrien Rabiot. La situación generó una gran preocupación en el seno del cuerpo técnico, ya que algunos de ellos se perfilan para ser titulares el domingo.
Por el momento, Coman se encuentra aislado dentro del hotel donde concentra el seleccionado europeo, reportando algunas líneas de fiebre y manteniendo los cuidados necesarios para no generar un brote dentro del equipo.
La permanente exposición al aire acondicionado y el cambio de temperaturas que se producen en los ambientes en Qatar, además del cambio de clima de los últimos días, provocaron contagios de esta variante de gripe, que presenta síntomas tales como fiebre, tos, diarrea y vómitos.
QUÉ ES EL VIRUS DEL CAMELLO
El denominado “virus del camello” es el síndrome respiratorio de Oriente Medio o MERS-CoV, cuyo origen se detectó en Arabia Saudita, en el año 2012. Según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad se transmite por contacto directo o indirecto con los camellos que ya portan el virus. Además, existe la posibilidad de que sea transmitido de una persona a otra, pero la probabilidad es mucho menor.
Los principales síntomas de esta gripe son cuadros de fiebre, dificultades respiratorias, vómitos, tos y diarrea, algo muy parecido a los que presenta alguien infectado con el COVID-19, y por el momento presenta un porcentaje de mortalidad muy alto: según informó la OMS, hasta fines de febrero de 2022 se habían notificado en todo el mundo un total de 2.585 casos del “virus del camello” confirmados por laboratorio. Del total de esos enfermos, hubo 890 muertes (letalidad del 34,4%).
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