Maximiliano Pullaro, ex ministro de Seguridad y actual diputado provincial, prestó declaraciones testimoniales en el juicio de Esteban Alvarado y otros seis imputados. Llegó acompañado de sectores del PRO y del socialismo. Al salir, brindó una conferencia de prensa en la cual realizó un panorama de la causa: “Fue el eje de la violencia en 2016, que estaba en el sur de la ciudad y pasa al oeste”.
“Podía estar saliendo Alvarado de la cárcel y por eso la violencia estaba aumentando. Ahí empezamos a trabajar esto, buscando sobre diferentes circuitos de la criminalidad de Rosario, y que hoy, tiempo después, salga a la luz todos los vínculos que tenía toda esta organización criminal con actores del Estado es muy importante, y sentimos que estamos cumpliendo con lo que nos mandó el gobernador en ese momento”, especificó el ex funcionario en la puerta del Centro de Justicia Penal.
Alvarado es juzgado junto a otras seis personas: Mauricio Laferrara, Matías Ávila, Germán Fernández, Facundo “Lapo” Almada, Damiana Ghirardi y Horacio Grecci Hazzi.
Pullaro explicó que el vínculo no era el habitual cuando comenzaron a acercarse a la organización criminal: “Empezamos a ver que Alvarado era una organización diferente, que no era una organización normal, a las que estábamos acostumbrados. Perseguíamos mucho el nivel de letalidad que tenían Los Monos, pero esto era algo más sofisticado que lo que veíamos. Con actores policiales que fueron condenados, pero también tenían posibilidades de esconderse en la Justicia. Eso había llegado a la provincia de Santa Fe”.
“Es una fracción muy pequeña de la policía que tiene vínculo con la criminalidad organizada, hay 22 mil policías que laburan muchísimo, que se matan laburando para que la cosa mejore. Y por supuesto hay algunos que están vinculados al delito y al crimen organizado, y sobre esos hay que avanzar”, aclaró respecto al vínculo de la policía con este tipo de asociaciones delictivas.
Por su parte, diagnosticó la situación que vivimos en términos de violencia: “Estamos en el peor momento. Si bien los números de crímenes son similares a los del 2013 o 2014, estamos en el doble de robos y hurtos, y se sumaron los secuestros extorsivos”.
“La provincia se debe una política de desarme más fuerte. Es posible que provengan de la fabricación de armas en la región, pero también las municiones. No hay un control exahustivo sobre las municiones, podés acopiar hasta mil balas, y no hay control de dónde se tiran. Hay que enfocarse en ese control”, pidió el ex ministro.
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