La localidad bonaerense de González Catán fue escenario de una historia de violencia de género que culminó en tragedia. Mariano Grinspun, un joven de 22 años, fue asesinado de varias puñaladas por su novia, Natacha Palavecino, de 32, tras celarlo por cómo otra mujer, en situación de calle, lo miró y lo saludó.
El hecho ocurrió en la madrugada del lunes entre las calles Balboa y La Bastilla, después de que Palavecino discutiera con la mujer, quien, según fuentes judiciales, sufrió heridas superficiales.
Las cámaras de seguridad que captaron el momento del asesinato mostraron que el hombre tambaleó durante unos metros por las primeras heridas hasta que cayó detrás de una camioneta, sobre la vereda. Palavecino quedó detenida en orden al delito de homicidio agravado por el vínculo.
Al advertir la situación, los vecinos llamaron al 911 para reducir a la agresora, que lloraba al lado del cadáver de su novio todavía con el cuchillo tramontina en la mano.
“Lo agarraba a piedrazos, lo empujaba, lo escupía y lo trataba como un perro. Esa mujer no lo amaba, lo tenía de juguete y de sirviente”, relató una vecina en declaraciones televisivas. También se manifestó el padre de la víctima, quien reveló: “Nos enteramos de que mi hijo dormía en la puerta, como un perro atado. Lo tenía como un animalito”.
Dos meses antes del crimen había sucedido un episodio similar, tras el que Grinspun la denunció por haberlo querido apuñalar por la espalda durante una discusión. La Justicia le impuso a la mujer una restricción perimetral, que fue violada.
Hace unos años, Palavecino había sido condenada por un ataque similar a su entonces pareja, quien no murió, por lo que la carátula judicial fue tentativa de homicidio.
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