Después de kilómetros de profunda oscuridad y mar, una cadena de luces blancas aparece en el límite que separa las aguas internacionales de las nacionales. Según los testimonios de especialistas que sobrevolaron la zona, parece una ciudad perdida, pero son buques pesqueros que depredan las aguas argentinas.
En cercanías del golfo San Jorge, frente a la provincia del Chubut, los pilotos avistaron a menos de dos mil metros de altura y se toparon con una muralla lumínica. Se trata de la milla 200 de la costa nacional, la que marca el final de la zona exclusiva de explotación (ZEEA). Sin embargo, decenas de navíos violan la soberanía argentina.
Calamares, merluzas, abadejos, anchoítas, caballas, corvinas y langostinos son algunas de las variantes que se pueden hallar en la plataforma marítima perteneciente a nuestro país. Por eso y sin respetar las reglas, barcos de China, Corea del Sur, Taiwán y España se aprovechan de manera ilegal.
Desde fines de 2020, la Prefectura Naval Argentina (PNA) identificó y realiza un seguimiento pormenorizado y diario de unos 300 buques. La tarea de control y vigilancia es posible debido al llamado “Sistema Guardacostas”, que permite obtener toda la información disponible sobre los movimientos, datos técnicos y administrativos.
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