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Rosario

Patricio Carey: del glamour de eventos top al riesgo de ir preso por vender dólares a un narco

En un galpón de la humilde zona de Empalme Graneros irrumpen decenas de policías de madrugada y encuentran 1.600 kilos de cocaína colombiana de máxima pureza, envuelta en paquetes con sello de Louis Vuitton y Gucci. La droga está escondida en bolsas de cereal y lista para ser despachada desde Rosario al puerto español de Murcia y desde ahí viajar a Dubai. Podría ser la escena inicial de una buena serie de ficción en Netflix, pero pasó este viernes en Rosario, que ya parece haber naturalizado la presencia de sicarios y búnkeres

¿Cómo se llegó en la ciudad a este crecimiento explosivo del narcotráfico? Por complicidades de todo tipo: políticas, empresarias, judiciales y policiales. Hoy, en el negocio conviven actores marginales disputando a los tiros el territorio para la venta de droga, pero también protagonistas más elegantes, ese guante blanco que no aparece en la sección policial de las noticias y que ayuda a darle forma lícita al negocio narco. Es ahí adonde apunta el fiscal Sebastián Narvaja, de la Unidad de Delitos Económicos del MPA, con un caso que puede ser clave: es el que llevará a juicio al financista Patricio Carey.

¿Qué hizo el acusado para llegar a esta instancia? Le vendió en septiembre de 2020 varios miles de dólares a un narco que horas más tarde fue asesinado. Al dato llegaron los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra al investigar el crimen de Marcelo “Coto” Medrano, un integrante de Los Monos y de la barra de Newell’s que fue ejecutado frente a una YPF en Granadero Baigorria. En su teléfono, había evidencia de que ese mismo día había pasado por Cofyrco, una “cueva” en Corrientes casi Córdoba, para vaciar bolsos llenos de billetes de cien que traía de los búnkeres y llevarse dólares. Uno de los titulares de la firma era el joven que ahora deberá enfrentar un juicio.

Marzo de 2021. El MPA ordenó irrumpió en Cofyrco y Patricio Carey activó un protocolo de escape por atrás.

Para entender entonces el complicado presente del financista, hay que recordar que buscando pistas del crimen de la YPF, Schiappa Pietra y Edery ordenaron en marzo de 2021 un allanamiento en Cofyrco, a pocos metros de la Bolsa de Comercio. Allí en las oficinas de Corrientes 732 se consiguieron evidencias sobre el funcionamiento de las oficinas en las que había cambiado su dinero el narco Medrano, pero también se detectaron irregularidades que generaron la apertura de una nueva causa, en este caso bajo la tutela del fiscal Sebastián Narvaja, por tratarse de delitos económicos.

Desde aquella mañana en la que las TOE sorprendieron a la City rosarina entrando por la fuerza a sus oficinas, se abrió un frente de batalla judicial para los socios de Cofyrco que fueron imputados por el MPA. Todos decidieron acordar un juicio abreviado menos Patricio Carey, que pretendió demostrar -hasta aquí sin éxito- su inocencia.

Uno de las instancias en las que Carey pidió ser sobreseido fue la audiencia que solicitó su defensa en abril de este año. En el Centro de Justicia Penal y asesorado por los doctores Oscar y Walter Stramazzo, el financista argumentó que no era el titular de Cofyrco, sino apenas un integrante de la firma. También pretendió no haber tenido conocimiento de la cuestionada operación de cambio de dólares a Medrano, por la que responsabilizó a otro de los integrantes de la firma. Pero a la jueza Melania Carrara no le pareció sólida su su explicación y decidió que siga adelante la imputación del fiscal, camino al juicio.

Con datos de la investigación, que sumó entrevistas con varios empleados de la firma, el fiscal Narvaja fundamentó en esa audiencia que el trato cotidiano de Patricio Carey hacia el personal, era el de un jefe. Y contó algo llamativo, que había pasado el día del allanamiento:  “Había un protocolo para los empleados de Cofyrco, para actuación en caso de ser allanados. Instruía a salir por la puerta de atrás, retirar bolsos, teléfonos y documentos. De hecho, fue utilizado el día del operativo que hicieron Edery y Schiappa Pietra. Patricio (Carey) salió por atrás y no volvió”.

Los DNI que se perdían en Sr Ming

Además cuando los fiscales entraron a Cofyrco encontraron una bolsa con 174 DNI. Cuando se hizo una investigación sobre esos documentos, se determinó que coincidían en que una parte de ellos habían sido denunciados como extraviados en los boliches de La Fluvial. Luego llegaban a la financiera, que los usaba para comprar dólares en el mercado legal a precio oficial y los reubicaba en el mercado con ventas en negro, según reveló Narvaja.

En uno de esos boliches, Sr Ming, se lo vio con vida por última vez a Carlos “Bocacha” Orellano, en febrero de 2020. Era un joven que había ido a bailar con sus amigos, que apareció muerto en el Paraná unos días después. Por el hecho están imputados hasta ahora dos patovicas y dos policías.

El día en el que se hizo la reconstrucción de la muerte de Orellano, en Sr Ming. En Cofyrco había 174 DNI que se habían perdido en el mismo boliche.

Cuando se conoció el dato de que Cofyrco tenía una bolsa con esos DNI perdidos, el padre de “Bocacha” los relacionó con audios que forman parte de la causa por la muerte de su hijo, en los que gente vinculada a los boliches de La Fluvial hablaba de “esconder todo antes que llegue la policía”. Para la familia Orellano, el chico “vio algo que no debía ver en la zona del VIP”.Y sostienen la teoría de que había en el lugar una especie de puerto vinculado a la llegada de la droga por el río.

“Es cierto que los dueños se quedaban con los DNI que se perdían en el boliche cuando los pibes pedían en la barra un balde de hielo para tomar frapeé el champagne y tenían que dejar el documento. Muchas veces se lo olvidaban. Qué hacían después ellos con eso, nunca lo supimos”, le confió a Red Boing una fuente que trabajó en el salón bailable.

Según determinó en su investigación el fiscal Narvaja, había un modus operandi que se repetía para las operaciones de compra de dólares en el mercado oficial con DNI de los que se apropiaba gente de Cofyrco. Y la hipótesis es que la operación que se hizo con Medrano no fue la primera. Además, el funcionario del MPA demostró que la firma no estaba inscripta como casa de cambio, ni ante el Banco Central.

Una vida ligada al glamour

Cuando quedó al descubierto aquel episodio de la venta de dólares al narco que fue asesinado, la situación de Cofyrco y de Patricio Carey cambió.

Antes del crimen de “Coto” Medrano, era una marca de renombre en el sector financiero local. Auspiciaba, por ejemplo, torneos de golf en el Country La Rinconada, en Ibarlucea. Eventos llenos de glamour que ocupaban varias páginas de un diario local.

La empresa “tenía pretensión de financiera, auspiciaba torneos de golf con cartelería ostentosa y utilizaba oficinas vistosas en pleno centro, pero en realidad era una cueva“, argumentó filoso Narvaja, en la citada audiencia de abril pasado. En el juicio, probablemente, exponga otras inconsistencias.

Mientras tanto, aún con Patricio imputado, la familia Carey sigue desarrollando emprendimientos glamorosos. Entre otros, se destaca el que lanzó públicamente en enero de este año, cuando empezó a promocionar la venta de “Sant Josep”, un proyecto en Fisherton en un predio de 4.265 metros cuadrados, en el que se harán siete viviendas a todo lujo, diseñadas por un estudio de arquitectos de España.

¿Quién era el Coto Medrano?

Marcelo “Coto” Medrano era barra de Newell’s y titular de una especie franquicia de Los Monos. Tenía 35 años cuando fue ultimado y si ese día hubiese querido hacerlo, no hubiera podido comprar dólares en blanco. Pero no por el cepo oficial, sino por un pedigrí económico que no le permitía tomar un préstamo en ninguna entidad bancaria.

“No había ganado nunca en su vida un peso de forma legal. La única vez que solicitó un CUIL, fue cuando se lo tramitó el Servicio Penitenciario mientras cumplía una condena federal. Era técnicamente un indigente. Pero llegó con dos millones y medio de pesos en la mano a comprar dólares a Cofyrco. Eran 5 kilos de billetes y no había forma legal de explicar esa ganancia”, explicó Narvaja con firmeza. Los dichos del fiscal corresponden a la audiencia de abril pasado.

La solidez en el planteo de Narvaja lleva a una pregunta inevitable: ¿No advirtió Patricio Carey la insolvencia de ese cliente que llegaba con cinco kilos de billetes? 

Marcelo “Coto” Medrano, barra de Newell’s y socio de Los Monos. Cuando compró dólares en Cofyrco no podía acreditar ingresos (Foto archivo La Capital)

En los 35 años de su corta y frenética historia de vida, Medrano acumuló varias condenas. De la justicia provincial por tentativa de homicidio y abuso de armas, de la justicia federal por tráfico de drogas. Sin embargo estaba libre en el segundo semestre de 2020, en plena pandemia. Al salir de la cárcel se había escondido un tiempo en Victoria, con temor de que lo maten.

Pero ese 10 de septiembre, jornada fátidica, pensó que no corría tanto riesgo. Pasado el mediodía, fue con los bolsos llenos de plata a la cueva de Patricio Carey. Y nueve horas más tarde llegó con su novia y su pequeño hijo a la YPF de Baigorria. Cargó nafta y compró unas pastillas de menta en el minimarket de la estación; al salir fue cosido a balazos en plena calle. Quiso llegar hasta su auto, pero le dispararon de nuevo. En total recibió 15 tiros y murió ahí mismo.

Seguramente alguien lo había traicionado, porque “Coto” había llegado a ese lugar sin medidas de seguridad y no se dio cuenta que lo venían siguiendo. Las pastillas de menta quedaron tiradas en la vereda, en medio de manchas de sangre.

Edery y Schiappa Pietra, fiscales de la Agencia de Delitos Complejos del MPA, explican cada vez que hablan de los grupos narcocriminales que crecieron en Rosario en la última década, que este tipo de bandas tienen siempre alguna participación en los distintos niveles de la organización de uniformados, algún actor del poder judicial, del sector financiero y también de la política. Son quienes brindan cobertura o información. El crimen de Medrano no está exento de ese dato: por su muerte cayeron dos policías, que estaban en el auto del que se bajaron los asesinos.   

Como la escena de la cocaína colombiana en Empalme Graneros que abre esta nota, la del crimen de Medrano también parece sacada de una serie narco de ficción, pero fue un hecho real, como las centenares de muertes violentas vinculadas al narcotráfico que se dieron en la región durante la última década. Sin embargo, el asesinato de Medrano no fue “uno más”. Porque un detalle terminó uniendo su mundo plebeyo con la opulencia del centro.

Cuando los mencionados Schiappa Pietra y Edery encontraron su teléfono, quedó a la vista que ese integrante de Los Monos, relacionado con las cárceles, las armas, la venta de drogas y el paraavalanchas leproso, tenía contactos en el sector financiero.  El azar quiso que al mismo tiempo que Medrano cayó ultimado a balazos, se rompa esa especie de vidrio polarizado que esconde la relación entre los narcos que se matan en los barrios, con las financieras que hacen eventos llenos de glamour. Y al joven Patrio Carey, que quizás soñó hasta ese día con emular al “Lobo” de Wall Street, se le abrió una nueva etapa en su vida.

El final de la historia todavía no está escrito. El fiscal Sebastián Narvaja, de la Unidad de Delitos Económicos del MPA, anticipó que pedirá para el financista una pena de 5 años de prisión efectiva, más una multa de 80 mil dólares, por haberle vendido dólares a un narco. “La calificación legal es lavado de activos de origen ilícito”, explicaron desde el Departamento de Prensa de la Fiscalía.

El Fiscal Sebastián Narvaja pedirá 5 años de prisión y multa para Carey.

 

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