“Hay un millón de chicos que se fueron de la escuela, y hay que buscarlos casa por casa”. Con esas palabras el ministro de Educación de la Nación, Jaime Percyk, dio cuenta de una realidad que afecta gravemente a la sociedad argentina. El reemplazante de Nicolás Trotta en el Palacio Pizzurno agregó en comunicación con el medio TN: “Alberto Fernández me pidió que busquemos uno por uno a los chicos que dejaron. Nos hacemos responsables, y toda la sociedad tiene que ver esto”.
En este marco, el cura de Barrio Tablada Claudio Castricone reveló en Antes de Todo de Radio Boing que este panorama era esperado desde el primer momento: “Nosotros nos dimos cuenta de que los chicos no tenían conectividad. Enseguida cuando empezó esta forma de educación, notamos que no podían acceder a este tipo de educación”.
“En algunas escuelas trataron con fotocopias, pero en la mayoría no se podía. En algunos lugares pudimos poner el WIFI de las capillas para los chicos. Fue terrible. Veíamos este problema. No me extraña para nada que ahora se están dando las cifras de deserción escolar”, añadió en diálogo con Gabriel Pennise.
“Inclusive con las burbujas. Cuando no les tocaba ir, no tenían conectividad. No tenían clases”.
Las dificultades en los barrios de Rosario durante la pandemia excedieron lo estrictamente educativo. Según Castricone: “Los chicos no pueden estar en las casas porque son muy chicas. Cuando uno da los mensajes, hay que ver a quien se los da. En nuestros barrios era imposible el ‘quédate en casa’. En nuestro barrio el patio es la calle, son los pasillos. Fue toda una problemática que esperemos que no se repita”.
Para concluir, el cura de Barrio Tablada llevó a cabo un diagnóstico de lo que se vive: “El barrio está complicado, hay muchas balaceras. Lamentablemente no solo de noche, también de día. Las balaceras están ligadas al territorio, pero la puede ligar cualquiera. Hay días que hay miedo en el barrio, se siente. Pero se corre el rumor de una balacera y todo el mundo se queda adentro”.
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