“El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín. No puede cambiar de pasión”, dice Guillermo Francella personificando a Pablo Sandoval en la escena más famosa de “El secreto de sus ojos”. También fue la situación en la que pensó este lunes el fiscal Pablo Socca, de cara al último partido que jugaba Rosario Central de local. Y el resultado, fue exitoso.
La historia comenzó a fines de agosto, cuando varios integrantes de Los Monos que comandan la venta de drogas y las extorsiones en la zona de barrio Ludueña, arrojaron panfletos en varios lugares de Rosario amedrentando fiscales. La investigación encontró primero a uno de los hombres que había tenido los volantes en sus manos, por la huella digital en una de las hojas que habían arrojado en la AIC. Luego, se consiguió detener a otros integrantes de la banda, por escuchas telefónicas. Y así el fiscal Franco Carbone logró llegar a la imputación el pasado jueves 20 de octubre.
Uno de los integrantes de la banda es Jonatan Almada, que en cuadernos encontrados en un allanamiento en casa de su padre -policía retirado- aparecía como uno de los que más movimiento económico ostentaba con recaudación de los búnkeres de Ludueña.
En diálogos de WhatsApp con su cuñado Omar Ramírez, uno de los cabecillas de la banda y quien aparecía también en la planificación de las panfleteadas contra los fiscales: “Yo ayer estaba mirando Pablo Escobar a ver qué podíamos hacer cumpa, pongo el capítulo viste, cuando le llevan a la familia en cana, que después la largan, el loco agarra y empieza a ofrecer plata por la policía, a matar policías y después… y después que, que se lo busquen a él, que no se metan con la familia, se las hacía re corta amigo, fue, apretó fiscales, todo cumpa”, decía uno de los mensajes.
Quien enviaba ese audio era Omar “Nenu” Ramírez, que había logrado escapar de allanamientos en el barrio y que había permanecido invisible para la justicia inclusive al momento de la acusación la última semana. Pero aún estando prófugo, tenía una debilidad: sabiendo el fiscal Socca que se trataba de alguien muy cercano a la barra de Central y que este lunes el canalla jugaba su último partido de la temporada -que inclusive se había rumoreado que iría sin público- se diseñó un plan para esperarlo en la cancha.
El nombre del operativo bien podría haber sido “El secreto de sus ojos”, inspirado en la película: con personal de inteligencia la Agencia de Investigación Criminal se hizo un seguimiento minucioso y el plan no falló. El prófugo fue al Gigante y terminó preso por su pasión.
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