El recorte del Gobierno Nacional en las partidas destinadas a los prestadores de pacientes con discapacidades motivó una nueva movilización en varias ciudades del país. Quienes trabajan con personas que sufren de distintas patologías cognitivas sufren la falta de pagos por parte de la Superintendencia de Servicios de Salud, que alcanzan demoras de hasta seis meses.
En la ciudad de Rosario, los prestadores, compuestos por psicólogos, psicopedagogos, médicos y transportistas, entre otros, se hicieron presentes en el Monumento Nacional a la Bandera, con pancartas, parlantes y silbatos. Según explicaron, su reclamo data de 2019. En ese marco, detallaron que lo abonado por los servicios es cada vez menos, considerando además los altos índices inflacionarios que atraviesa la Argentina.
Agustina, una psicopedagoga que trabaja con niños con discapacidad desde hace 13 años, dialogó con Nacho Russo en Todo Pasa de Radio Boing y expuso su situación, como un ejemplo de lo que sucede. Según reveló, “uno presenta los papeles en diciembre y empieza a trabajar en marzo con la incógnita de que sean autorizados o no, porque algunas obras sociales no te dejan hacerlo sin ello”. En otras palabras, pasan tres meses sin conocimiento sobre si sus prestaciones serán aprobadas para poder cobrarlas.
“Y una vez que empezás a trabajar, la primera factura la ves en junio. Trabajo en cuatro lugares y aún no cobré todo. Por ahí abonan una parte y otra la retrasan”, añadió. De ese modo, muchos prestadores pasan seis meses desde que comienzan los trámites hasta que reciben el dinero correspondiente por sus servicios.
“Lamentablemente nos encontramos en que no sabemos si vamos a poder seguir así, es una incógnita constante. Es una profesión que uno tiene que amar y para dedicarse a esto se necesita de alguien que lo banque, porque sino uno solo no puede. Es imposible”, dijo Agustina con dolor.
Del mismo modo, señaló que durante “la pandemia acompañamos a las personas que estaban en la primera línea, mientras que las obras sociales no nos pagaban porque decían que la atención virtual no servía”. “Muchos pacientes quedaron sin atención, fue muy difícil”, añadió.
Agustina, que hoy realiza integraciones escolares con chicos con TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo); niños con dificultades en el aprendizaje sin el certificado de discapacidad y retrasos madurativos, autismo y otras patologías, dejó en claro que no sabe si podrá continuar con la actividad en el futuro, a pesar del amor que siente por su profesión.
Al término de la entrevista, la mesa de Todo Pasa debatió sobre sus palabras. En ese marco, concluyeron en lo difícil que se torna la situación para los prestadores y las familias de las personas con discapacidad, quienes necesitan de los tratamientos y estímulos para mejorar su calidad de vida.
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