Javier Esteban Sanguinetti es palabra mayúscula en Newell’s. El entrenador llegó sin laureles y prácticamente como única opción para un equipo que necesitaba con urgencia un cambio drástico para no sufrir con la zona baja. Ya en su primer torneo como director técnico supo encausar el barco, llevando al elenco rosarino a luchar hasta las últimas instancias por la clasificación a los cuartos de final de la Copa de la Liga.
Sin desviarse del camino, siendo serio a la hora de trabajar -y también de declarar-, Sanguinetti y su cuerpo técnico transformó a un equipo que venía golpeado y de haber sufrido el retiro profesional de sus dos máximos emblemas como lo eran Maxi Rodríguez y Nacho Scocco. Consciente de la situación económica del club, la Lepra apostó por futbolistas accesibles a las arcas, y terminaron rindiendo muchísimo más de lo que cualquier optimista podía imaginar.
El 15 de diciembre de 2021 Javier Sanguinetti asumió la conducción técnica y las responsabilidades de sacar a Newell’s del fondo de la tabla. Para ejemplificar lo mal que estaba el equipo rojinegro, en los promedios del año que viene se encontraba un punto por debajo de Atlético Tucumán, al que en la actualidad, y después de 20 partidos disputados, le saca 18 unidades.
Es cierto que su equipo dista de ser vistoso, ni hablar si uno asemeja a ese concepto con la idea de ser el dominador de la posesión de la pelota. En lo que va del 2022, nunca tuvo más la pelota que su rival y hasta en algunos duelos fue ampliamente superado. En la primera fecha, ante Banfield tuvo el 41%. En la segunda, contra San Lorenzo el 50%. Frente a Talleres en la tercera tuvo 41%, mientras que en la cuarta vs Argentinos Juniors llegó solamente al 28%. El último finde enfrentó a Estudiantes y llegó al 39%.
Sin embargo, en los cincos partidos que va de la Liga Profesional Newell’s ganó cuatro y empató el restante, sumando 13 de 15 puntos en juego y recibiendo solamente un gol, en la primera jornada ante el Taladro. Las estadísticas llevaron a que el rojinegro hoy sea el único puntero del campeonato, con dos unidades de ventaja con sus inmediatos perseguidores.
Cristian Lema después del encuentro ante el Pincha declaró que el plantel tiene los pies sobre la tierra, que no piensa en la lucha de arriba, si no que está concentrado en luchar partido a partido. Willer Ditta está en la misma sintonía, por lo menos en sus declaraciones, lo que parece ser un convencimiento de la idea propuesta por Sanguinetti desde que arribó al club.
Desde lo numérico el inicio es prácticamente inmejorable. Para encontrar una campaña similar en las primeras cinco jornadas de un campeonato doméstico hay que remontarse a treinta años atrás, cuando la Lepra era dirigida por un tal Marcelo Alberto Bielsa. En aquella ocasión el equipo del Loco no recibió goles en contra, pero tuvo el mismo derrotero que en la actualidad.
Antes de su renuncia, y en el primer mercado de pases que tuvo a su cargo, Julio Saldaña declaró: “Es la opción que mejor se adapta al momento de Newell’s y además tiene grandes preparadores físicos”, y no le erró. El cuerpo técnico entero de Sanguinetti agarró un plantel devastado en cuanto a su preparación y lo llevó a ser uno de los más intensos del fútbol argentino.
La mano del entrenador también se vio reflejada en la llegada de refuerzos en su primera ventana en el club. En el verano pasado, en la previa el inicio de la Copa de la Liga, a la Lepra arribaron Iván Arboleda -quizás el que menos rindió-, Willer Ditta, Armando Méndez, Leonel Vangioni, Djorkaeff Reasco y Juan Manuel García. La mayoría de ellos en la actualidad son titulares, y alguno de ellos muy queridos por los hinchas por sus desempeños.
En sus primeros 19 partidos como entrenador (lo que sería un torneo local tradicional), Javier Sanguinetti sumó 36 puntos, misma marca que alcanzó Américo Gallego en la campaña que lo coronó en la Lepra en el 2004. También es similar a la conseguida por Gerardo Martino en 2013, que también terminó con una copa en las vitrinas.
A pesar de que el ciclo del ex Banfield tiene números impensados y que llevan al hincha leproso a ilusionarse, no hay que dejar de lado que los objetivos de este plantel están relacionados con alejarse de la zona del descenso. Una cosa llevará a la otra. En la actualidad, Newell’s está un poco más holgado con los promedios, y como contraposición, se encuentra en puestos de clasificación a Copa Libertadores.
Al margen de la gran campaña que situó a la Lepra en los primeros planos, ya es una característica de Sanguinetti el hecho de darle rodaje y potenciar a los juveniles. Ejemplo claro de esto es Ramiro Sordo, que transformó críticas en elogios y se convirtió en el goleador del ciclo de Archu con cinco tantos. Detrás de él están Juanchón García y Juan Garro con cuatro, mientras que el podio se cierra con Nicolás Castro con tres gritos.
Newell’s sabe a lo que juega. Puede gustar o no, y lucir más o menos dependiendo del rival, pero está claro que tiene una idea y que intenta plasmarla en todos los partidos. Los próximos encuentros, antes del clásico, serán claves para saber cómo se desenvolverá cuando le toque tener que ser protagonista y dominador del duelo.
En la previa del cotejo ante Patronato el entrenador está en una encrucijada: la caída en el pase de Nicolás Castro hizo que el volante vuelva a ser tenido en consideración en un equipo que se acostumbró -y rindió- sin él. Y como si esto fuera poco, se suman a la lista de considerables Fabián Ángel y Cristian Ferreira, también mediocampistas.
Newell’s encontró en Sanguinetti la luz al final del túnel. Al igual que pasó con Gerardo Martino en 2012, Diego Osella en 2016 o con Frank Kudelka en 2019, cada vez que el equipo estuvo al borde del precipicio renació gracias a la contratación de un DT que dio justo en la tecla. Da la sensación de que una vez pasado el mal momento con los promedios, Archu tiene las herramientas necesarias para dar el salto e ir por cosas grandes.
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