Mavys Álvarez, la joven cubana que denunció a Diego Armando Maradona y su entorno por violarla y darle drogas para consumir cuando tenía 17 años. Durante este jueves, recorrió un tanto la ciudad de Buenos Aires y declaró en el marco de la causa que se lleva adelante en el Juzgado Federal N°10.
El expediente está en manos del juez federal Daniel Rafecas. Las acusadas son cinco personas pertenecientes al entorno del astro entre el 2000 y el 2001, durante su estadía en el centro La Pradera de Cuba. En su testimonial, la víctima afirmó: “Maradona me tapó la boca para que yo no gritara, para que no dijera nada y abusó de mí. Mi mamá vino a verme ese día a la casa donde estábamos en La Habana y Diego no le quiso abrir la puerta de la habitación. Mi mamá tocó y él no abrió. Me violó. Eso fue lo que pasó”.
En una entrevista con el medio Infobae destacó que la muerte de Fidel Castro y Diego Maradona la impulsó a realizar su denuncia. Asimismo, afirmó que el hecho de que su hija haya cumplido 15 años la “hizo pensar y recordar el hecho de que tenga casi la misma edad que yo tenía en ese entonces”. Y añadió respecto a su paso por el país cuando aún era menor de edad: “Estaba encerrada, no podía salir, dependía de todos para todo y ninguno hacía nada para que yo me sintiera bien”.
Además, Álvarez recordó que había guardias de seguridad en la puerta del hotel donde estaba alojada que no la dejaban salir: “En un momento determinado traté y me dijo que no pusiera en riesgo su trabajo porque no podía salir. Estaba limitada en todo, o sea, no podía hacer nada. No podía salir del hotel. Tenía que pedir permiso para todo lo que pudiera hacer o no. No salía de mi habitación. Tenía seguridad pero no para poder moverme con libertad sino para no moverme”.
Según la denuncia de Mavys, arribó en noviembre de 2001 a la Argentina junto a Maradona con el objetivo de presenciar el partido homenaje al ex futbolista en La Bombonera. Sin embargo, el viaje se extendió porque debió cursar un posoperatorio luego que Diego la hiciera operarse el busto sin la autorización de sus padres.
“Diego quería que yo luciera con más senos. No le gustaban los pechos chiquitos. Él quería que me pusiera senos más grandes”, reveló, y dijo que la cirugía fue a sus 17 años.
“Él insistió en que le gustaría mucho que yo me operara los senos, que por favor, que me iba a ver mejor, que iban a tener el cuidado que necesitaba, que todo iba a estar bien, que el médico iba a hablar conmigo y que no tuviera miedo. Al final accedí porque ya me había sacado la fecha de la cirugía y no me quedó otra. Fui a la clínica con el doctor (Alfredo) Cahe. Hablaron entre médicos. Luego me pasan a la sala y el médico me explica que por el tamaño de mi senos y mi piel no podían ponerme la talla que Diego realmente quería. Él quería que me pusieran algo más grande. El médico sugirió que pusieran una talla más pequeña porque no había capacidad en mi piel para poner una mayor”, continuó.
Para concluir, Álvarez habló de la violencia física que sufrió: “Un día llamó Claudia. Realmente no sé si era Claudia pero me dijo ‘soy Claudia, pasame a Diego’. Él estaba dormido. Yo le paso el celular y le digo es Claudia, te está llamando. Me dice: ‘¡Qué tenés que hacer vos que tenés que contestar mi teléfono, mi celular!’ Y agarra el celular y lo tira contra la pared. A mí me empieza a insultar, me agarra, me tira contra la cama, me pega una bofetada y me dice: ‘Nunca en tu vida vuelvas a tocar mi celular! ¡Nunca!’ Amenazándome con que me podía matar”. Y añadió: “Una vez me arrastró por las escaleras de la casa hasta la habitación porque estábamos en una discoteca y -sin querer- le di un golpe en la nariz con la espalda. Bailando le doy un golpe sin intención. Y él se puso bien violento. Me sacó a empujones de la discoteca, me montó en el auto, me llevó para la casa, me subió las escaleras a rastras por los pelos. Fue duro”.
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