El cerco que rodea a Nicolás Maduro se va cerrando a toda velocidad. Tras asumir este viernes su tercer mandato en Venezuela en medio de las denuncias de fraude de la oposición y de gran parte de la comunidad internacional, y después de que Estados Unidos aumentara a USD 25.000.000 la recompensa por su captura, Emmanuel Macron y Luiz Inácio Lula da Silva lo instaron a “retomar el diálogo con la oposición” y a posibilitar el “regreso de la democracia y la estabilidad al país” caribeño, al tiempo que se ofrecieron como “facilitadores” de esa iniciativa.
Así lo aseguró la Presidencia de Francia en un comunicado que informó las conclusiones a las que arribaron los mandatarios de ese país y de Brasil en un diálogo telefónico.
“Francia y Brasil se brindan a facilitar la vuelta a los contactos (entre Maduro y la oposición), lo que debe permitir la vuelta de la democracia y de la estabilidad a Venezuela”, señaló la nota oficial.
Según la Presidencia gala, además de pedir a Maduro que vuelva a sentarse con la oposición, Macron y Lula condenaron “con la mayor firmeza” el intento de arresto en Caracas de María Corina Machado, líder de la oposición y aliada del autoproclamado presidente de Venezuela, Edmundo González Urrutia.
“Que ninguna intimidación o medidas represivas sean puestas en marcha contra los miembros de la oposición”, subrayó el comunicado antes de exigir que “sea respetado el derecho de los ciudadanos venezolanos a manifestarse pacíficamente” y de reclamar la liberación de los extranjeros y presos políticos detenidos en el país sudamericano.
Nada más jurar en el Palacio Federal Legislativo ante una escasa concurrencia de invitados internacionales y la sola presencia de dos mandatarios latinoamericanos, Miguel Díaz-Canel (Cuba) y Daniel Nicaragua (Nicaragua), la investidura del líder chavista generó el repudio de la comunidad internacional, que la consideró ilegítima.
Comunicados en ese sentido fueron difundidos por Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido, Canadá, Argentina, Perú, Paraguay y Chile, entre otros. Solo se conocieron felicitaciones a Maduro, además de las delegaciones que viajaron a Caracas, de los presidente de Rusia, Vladimir Putin, y de Bolivia, Luis Arce.
Brasil y México, afines a Maduro, tuvieron actitudes disímiles. Mientras Lula -que sin éxito exigió hace unos meses al líder chavista que mostrara las actas que supuestamente lo consagraron ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio- fue representado por su embajadora en Caracas, Glivania Maria de Oliveira, la gobernante del país norteamericano, Claudia Sheinbaum, envió a un delegado de bajo rango, en línea con su política de no inmiscuirse en asuntos internos de otros países, como declaró en varias oportunidades.
Quien definitivamente le soltó la mano a Maduro fue otro de sus mandatarios allegados, el colombiano Gustavo Petro, que se bajó de su viaje a la capital venezolana en las últimas horas y ante la ola de detenciones arbitrarias de dirigentes opositores al régimen.
Hasta el Partido Comunista de su país le dio vuelta la cara al sucesor de Hugo Chávez. “La toma de posesión de Nicolás Maduro este 10 de enero es el punto culminante de una conspiración de los Poderes Públicos -controlados por la cúpula del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)- para violentar la Constitución Nacional, impidiendo que se publiquen los resultados electorales y así desconocer la voluntad popular”, aseguró en un durísimo comunicado.
Para asegurarse la reasunción ilegítima de Maduro, el régimen blindó militarmente el país con una serie de acciones que hicieron que Machado, desde la clandestinidad, le pidiera a González Urrutia que no regresara este viernes a Venezuela para asumir el poder, como había prometido el exdiplomático de 75 años.
En ese sentido, el Gobierno ordenó el bloqueo del espacio aéreo, los cierres temporales de las fronteras con Colombia y Brasil, y la activación de todo el sistema de defensa antiaérea, entre otras medidas.
Desde algún país cercano al suyo, como él mismo señaló al pronunciar un breve discurso, González Urrutia comentó que sigue “trabajando las condiciones” para un regreso seguro a Venezuela con el objetivo de acceder al Palacio de Miraflores y prometió que “pronto” logrará “poner fin a esta tragedia”. “En el momento propicio haré valer los votos que representan la recuperación de nuestra democracia”, sentenció tras condenar “el golpe de Estado” consumado por Maduro.
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