El caudal del Río Paraná registra el menor nivel en los últimos 25 años debido a la escasez de lluvias significativas en la región. El licenciado en Ciencias Geológicas y profesor titular de Geomorfología en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral, Carlos Ramonell, cuya especialidad profesional es la erosión y sedimentación en ríos, y sus cambios morfológicos a mediano y largo plazo, habló en “Antes De Todo” de Red Boing y explicó las causas y consecuencias de esta problemática.
“La primavera y verano del 2019 fueron deficitarios en lluvias. Como muchos ríos de Argentina, el Paraná se nutre de lluvias, donde la zona productora se encuentra en Brasil, lo que se conoce como Alto Paraná. Desde ese momento hemos tenido dos primaveras y veranos con marcas por debajo de lo normal y eso determina la bajante. La tendencia no se revierte sino hasta que haya lluvias frecuentes e intensas, que en el Alto Paraná se darán de manera sostenida en octubre, si es que no tenemos una continuidad de esta fase seca”, explicó Ramonell.
El licenciado comparó lo que sucede actualmente con épocas anteriores: “La década del 40 y del 50 fueron particularmente marcadas para la historia del río por una recurrencia de niveles extremos bajos. En el año 1944 alcanzó la marca en Rosario de -1,33m y ahora está en 15 cm, sería casi 1,5 más bajo que los de hoy día. Pero, para junio de 1944 estábamos como ahora y esa marca se logró hacia octubre. El horizonte que se avecina no será muy diferente”.
” En todo el desarrollo de la bajante hasta ahora, las presas no tuvieron incidencia, más allá de favorecer con la liberación de pequeñas ondas de crecida artificial con operaciones de combinadas entre Itaipú y Yacyretá, el pasaje de embarcaciones paraguayas por el Paraná Superior. Esta cuestión hizo disminuir los niveles de las presas hasta una situación que ahora ya empiezan a regular el agua. Lo que quiero decir es que si bien las presas no han influido en la bajante hasta ahora, podrían tener una influencia pronto, que estimo será menor, en tanto que lo que falta es el agua de lluvia de una gran porción de la cuenca”, expresó el docente de la UNL.
En el final de la entrevista, Ramonell se refirió al pronóstico para los próximos meses: “La tormenta de Santa Rosa marca el preludio de lo que puede pasar en octubre, lo mismo sucede en Brasil. Tenemos bajante asegurada por bastante tiempo. Enero será un mes caracterizado con niveles que esperamos que no sean tan extremos, ojalá haya una recuperación hacia fin de año, pero los niveles más bajos llegarán en los meses siguientes”.
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