Durante el fin de semana, se publicó una noticia sobre la posible reapertura del Bar Berlín, histórico pub nocturno ubicado en el Pasaje Simeoni 1128 -ex Pasaje Zabala. El tiempo estimado es para el mes de junio, aunque la dueña del inmueble niega esa posibilidad y asegura estar “a tiro de sentencia” de un desalojo del ex inquilino, Luis María “Lulo” Corradín.
Camilo Corradín, hijo de Lulo, es quien encabeza el proyecto de reapertura con dos socios. Sin embargo, la dueña de la propiedad ubicada a metros del PAMI I enfrenta a los ex locatarios con una demanda de desalojo que data del año 2021. Según los expedientes a los que pudo acceder RedBoing, en 2020 finalizó el contrato de alquiler entre Corradín y Claudia Montenegro, la propietaria, y en julio del año siguiente se inició el juicio en el despacho del juez Maximiliano Cossari, del Juzgado de Circuito N° 5.
La pandemia hizo que se dilaten los tiempos y Corradín mostró voluntad de continuar al mando de la propiedad, donde no sólo funcionaba el Berlín sino también un depósito de sus antigüedades. “Lulo” es un conocido coleccionista, además de un empresario, vinculado a grupos políticos de izquierda y quiso -y quiere- mantener viva la llama del Pasaje Simeoni. Finalmente, sobre junio del 2022, tras 26 años abierto el bar cerró sus puertas definitivamente.
Incluso, luego del cierre, el mismo “Lulo” promovió la idea de que se ejecute, junto a Ciudad Futura, el Museo del “Che” en esa misma propiedad, logrando avances y arreglos arquitectónicos en el inmueble. Más allá de esto, nunca llegó a abrirse al público y sólo quedó en el intento.
Según las fuentes consultadas, hubo una propuesta para que Corradín compre la casona, que posee el título de Patrimonio Histórico de la ciudad, con una oferta sobre la mesa. Sin embargo, esa chance se cayó en la negociación final y ahí fue que el grupo político decidió correrse ante el conflicto en puerta.
Avanzado el pedido de desalojo en la Justicia, hoy Montenegro está cerca de conseguir el fallo contra “Lulo”. Resta un decreto de autos para sentencia y que resuelva el juez Cossari. El proceso se dilató por algunas “chicanas” judiciales, en las que Corradín buscó estirar los tiempos. Él aduce que la propietaria no quiso renovarle el alquiler, y busca presionarla para que acceda a un nuevo contrato de locación.
La propietaria no está dispuesta a que eso suceda, y encendió las alarmas ante la noticia surgida en los últimos días. Rige una cautelar presentada durante el proceso en la cual le prohíben a los ocupantes del inmueble arreglar o modificar la estructura de la propiedad. El incumplimiento tiene como consecuencia una denuncia penal. En la información surgida de una nota en el Diario La Capital, los encargados de la presunta reapertura hablan de una “puesta a punto” con modificaciones y obras para estar listos en el mes de junio.
Por su parte, al ser patrimonio histórico, de querer construir un edifico de propiedad horizontal, deberían respetar la fachada y tiene ciertos condicionamientos, aunque eso dependerá del proyecto que quiera llevar adelante la dueña del local de Pasaje Simeoni.
El conflicto continuará en los pasillos de tribunales y la posibilidad concreta de la reapertura se desvanece ante la información de que hoy los Corradín ni siquiera tienen contrato de alquiler sobre en el local del histórico Bar Berlín.
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