En febrero de 2002, Argentina atravesaba la peor crisis económica, política y social de su historia reciente.
El presidente interino Eduardo Duhalde -el quinto en menos de dos semanas- había ordenado que se “pesificaran” los depósitos en dólares, provocando una repentina devaluación que, en un instante, borró tres cuartos del valor de los ahorros de millones de personas.
Decenas de miles de argentinos dejaron el país durante la llamada “crisis de 2001”.Muchos, como los padres de Anat, habían perdido su trabajo, o tuvieron que cerrar sus comercios, y decidieron empezar de nuevo en otro lado.
Cuando Argentina logró recuperarse económicamente unos años más tarde, y se estabilizó políticamente, algunos de los emigrantes comenzaron a volver.
BBC Mundo consultó a la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina (DNM) sobre el número de emigrantes, pero un vocero del organismo explicó que no podrían brindar esa cifra.
El portavoz señaló que el motivo era “proteger los datos personales” de los viajeros tras presuntos ingresos irregulares a la base de datos de Migraciones durante la gestión anterior, que aún se investigan.
Sin embargo, el sitio de noticias A24 publicó en octubre pasado estadísticas que obtuvo de la DNM a través de un pedido de acceso a la información pública, que indican que entre septiembre de 2020 y junio de 2021 casi 60.000 personas emigraron.
Eso equivale a unos 200 emigrantes por día.
La cifra corresponde a las personas que pusieron “mudanza” como motivo de viaje en su declaración jurada, previo a dejar el país.
No obstante, expertos señalan que el número de emigrantes podría ser mucho mayor, ya que no todos los que planean irse de forma definitiva lo reconocen en sus documentos de viaje.
“No solamente se van los que declaran mudanza; hay otros que declaran viajar por turismo o estudios, pero que también pueden ser emigrantes”, advirtió a A24 el director del Instituto de Políticas de Migraciones y Asilo (IPMA), Leilo Mármora.
Fueron más de 445.000 los argentinos que viajaron por “turismo” durante esos 10 meses, y casi 15.000 lo hicieron por “estudio”.
Otros 180.000 declararon “residencia” como motivo de su viaje, mientras que más de 142.000 dijeron que se iban por “trabajo”.
Un cuarto de los que reconocieron que se estaban mudando de país viajaron a España, según información que la DNM pudo compartir con este medio.
Los siguientes destinos más populares fueron países limítrofes, como Paraguay, Brasil, Chile y Uruguay. El 5% se mudó a Estados Unidos.
No es fácil trazar comparaciones con la emigración de 2001, ya que en esa época no existían las declaraciones juradas indicando el motivo del viaje. Además, la población general era más chica.
Pero, a modo de referencia, podría tomarse un trabajo publicado en 2003 por el sociólogo Fernando Esteban, que estimó que entre 2000 y 2001 “abandonaron el país 118.087 argentinos”.
Tomando eso como parámetro, se puede estimar que en esa época los emigrantes fueron, en promedio, unos 160 por día.
Esto ha llevado a algunos a advertir que la actual ola de emigración no tiene precedentes.
Quienes se van
Más allá de los números, lo que destacan muchos medios es que el actual fenómeno migratorio está protagonizado por jóvenes profesionales, muchos de ellos altamente calificados, lo que significa una importante pérdida para Argentina.
Esto difiere de lo que pasó en 2001, cuando la emigración era mucho más heterogénea, tanto desde el punto de vista etario como profesional, e incluso socioeconómico.
Otra diferencia es que, hace dos décadas, muchos se fueron con lo poco que tenían -un gran número había perdido la mayor parte de sus ahorros en el llamado “corralito” financiero-.
Ahora, en cambio, los emigrados parecen estar viajando mucho mejor preparados, tanto logística como económicamente.
Además de la crisis económica, advirtieron que el nivel de violencia urbana que se vive en las grandes ciudades del país fue crucial para tomar la determinación de radicarse en otro lado. Pese a tener empleos de buena calidad y cobrar un buen sueldo manifestaron que sienten que no hay futuro en el país mientras las condiciones socio-económicas sigan siendo las mismas.
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