Nadie mira televisión. No lo dice quien firma la nota, lo cuentan las mediciones. Hace años que Marcelo Tinelli dejó de ser el rey, así como hace décadas que los diarios en papel van perdiendo la cantidad de emisión de manera continua. Está lleno de medios que se mantienen, algunos por historia, pero su pérdida de presencia es notable.
La televisión no funciona, y es porque está en un promedio de edad muy alto que la pone en un lugar casi por fuera de la campana de consumo. Ahí quedan pocos votantes, personas de interés, y se ha convertido en algo que tiene el fútbol y los deportes como estelares y algo de noticias. La pandemia del coronavirus le dio una vida para ese período nomás. Se lo dio el sistema vetusto de la cadena nacional, pero ni siquiera el formato del “Último Momento” quedó como llamador, hoy no tiene dueño, ya no es de nadie, sino de Twitter, de Instagram o la radio.
El quiebre grande va a llegar el día que el Mundial de Fútbol se transmita por medio de una plataforma. Ahí se termina todo.
Uno se va nutriendo de los chicos más jóvenes y ahí encuentra que el único que mantiene el vínculo con el público es la radio. Te subís al auto, la prendés y manejás escuchando. Alguno me podrá decir ‘bueno, pero está Spotify’, que ocupa un lugar importante sí, pero la Argentina al tener una conexión débil a internet todavía queda atrás en ese consumo.
Del total de la gente que escucha radio, el 60% lo hace desde el auto, el 25% por streaming y el 15% restante se divide en otros sistemas. Entonces, el auto sigue siendo el factor fundamental de la radio, y sobre todo en el horario de la mañana. Recién ahora la gente empieza a consumir el espacio denominado radialmente como “el regreso”, aunque en Rosario sigue siendo corto y la exposición muy baja.
Antes, una persona escuchaba un programa una hora seguida y ahora solo lo hace 20 minutos. Si bien hay una dinámica muy grande en la que la radio se va a sostener con una programación sólida, va a ser muy difícil que las radios musicales lo hagan. Si yo elijo lo que quiero escuchar, es muy complicado que me impongan lo que tengo que consumir si no le agregás un comunicador o algo que llame la atención. Así como Uber le va a ganar la pulseada a los taxis, Spotify lo va a hacer con las hiteras.
Vamos camino a Twitch, Youtube y ese tipo de plataformas donde están los grandes fenómenos. Muchas veces los políticos o clientes vienen a hablar de la fuerza de la televisión o el diario y esas discusiones como director artístico ya no las doy. No las acepto. Nosotros pensamos en 2030 y no en lo que fueron los grandes medios tradicionales de 4.000 empleados.
Si creés que lo que vas a hacer en la radio va a ser tu único éxito, tenés que cerciorarte de que sea algo muy grande, pero ya no hay lugar para esas cosas. Tenés espacios para grandes producciones de nicho. Es muy difícil lograr lo de Todo Pasa, que cubre el espectro de 20 a 50 años. De hecho, la pregunta es: ¿Cómo captamos la atención de los adolescentes de 13, 14, 15 y 16 años, que no sabemos dónde están? Los tienen Ibai, Coscu y esos pibes. El desafío es contarle a los jóvenes que pueden venir a este lugar.
En cinco años vamos a tener la audiencia mucho más dispersa que ahora. Hoy ya estamos viendo noticieros por TikTok y me parecen buenísimos. La gente navega poco, lee títulos, bajadas y nada más. La guerra entre Rusia y Ucrania se sigue por los nuevos formatos, sin editores de grandes medios gráficos que decidan sobre la publicación de textos o fotos.
Netflix, Paramount, HBO Max y StarPlus, por citar algunos ejemplos, son parte del negocio y no hay que olvidarlo. Si hacés un programa en el que no hablás de las cinco series más vistas, el problema lo tenés vos. De la misma manera, si hablás de que Baby Etchecopar y Luis Novaresio obtuvieron 3 puntos de rating, el problema también lo tenés vos. Cuando empezamos el programa la TV media 40 puntos, era casi la mitad del país y hoy Tinelli no es más el dueño.
No creo más en el periodismo desde hace años. Se convirtió en algo anticuado, de gente que piensa que del otro lado la van a escuchar con cierta importancia, como que lo dicen es la única verdad y ya nadie la tiene. El mundo cambió. La gente necesita saber si la calle está cortada, si le van a sacar la luz, algo que sienta que le puede pasar a ellos también. Creo que ese es el gran punto: todos tenemos los mismos problemas. La gente ha encontrado en este contenido, bajo una base de experimentación y ajuste, eso mismo.
La provincia de Santa Fe atrasa y Rosario atrasa. No hay grandes medios, solo algunos canales de televisión con un par de programas. En la misma línea, las puntocom con el paso del tiempo se van a ir cayendo de a pedazos porque la gente se informa distinto. No hay mucho. Vivimos en una ciudad donde todavía se imprime el diario en papel, por eso también estamos atrasando 280 años. Esos son problemas sociales y políticos. Mucha guita entra por la pauta y Santa Fe tiene mucho eso. Cuántas veces nos preguntamos cuánto hace que está una persona en la Legislatura provincial. No dista mucho de aquellos que imprimen un pasquín en su casa y después va la mujer y cobra. No sobran los que se sostendrían solo con venta de publicidad a privados.
Está bien que en las redes se hayan igualado las opiniones. No creo ni quiero que las ideas de Nacho Russo puedan valer más que las de cualquier otro vecino. Sin embargo, están un poco verdes. No hay que olvidarse de algo grave: te dan lo que querés ver. El algoritmo te da lo que buscás. ¿Eso es real? No. Pero te dan lo que querés escuchar.
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