La pandemia no sólo aceleró la producción y utilización de billeteras virtuales, si no que las potenció como una posibilidad concreta a futuro. Ese contexto, sumado a la gran cantidad de financieras ilegales que fueron cayendo durante este tiempo, hizo que la ciudad se interese en el uso de las criptomonedas, y que cada vez más rosarinos ingresen en ese mundo.
Las criptomonedas son requeridas por una característica fundamental, y básicamente, sirven para continuar con la ilegalidad: se encontró un nuevo nicho para lavar dinero. Para aquellos que buscan quedar fuera de la órbita del gobierno, las monedas virtuales se perfila como la opción más segura, prescindiendo de la necesidad de tener un “bolsero” y de trasladar el dinero en efectivo.
No obstante, al ser un método nuevo todavía no tiene ninguna regulación encima, y hasta el momento ese hueco legal es aprovechado para operar desde las sombras. Los negocios que conlleva la utilización de las criptomonedas ofrece ganancias que es difícil de llevar a cabo. Incluso los operadores locales coinciden con que no hay mercado ni tasa que pueda sostener el porcentaje ofrecido.
La ciudad de Rosario no está exenta a la realidad que se está viviendo económicamente en gran parte del mundo, y las oficinas que ofrecen estos servicios proliferan, aunque con un perfil bajo. Es que las operaciones a realizar se pueden hacer sin hacer movimientos de billetes físicos, y basta con un solo click para transferir lo necesario. Muchos, inclusive, denuncian que muchas de estas están ubicadas en Puerto Norte, lugar que fue allanado en cientos de ocasiones por causas relacionadas al narcotráfico y hasta el juego clandestino.
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