Mientras el Rover Perseverance de la NASA supera el primer percance del año en Marte, porque había quedado atascado con una roca, el rover Curiosity logró perforar un agujero en suelo marciano que generó un fascinante descubrimiento. A partir del material recolectado se encontró una mezcla inusual de carbono, que es la base de toda la vida en la Tierra.
Al ser diferente a la conocida en nuestro planeta, se supone que, hipotéticamente, podría apuntar a la existencia de vida extraterrestre. Según informa Science Alert se tomaron 24 muestras de polvo. Al separar las sustancias químicas individuales se encontró una amplia variación en términos de la mezcla de isótopos de carbono 12 y carbono 13, que pueden revelar cómo cambió con el tiempo el ciclo del carbono. La importancia de estas variaciones se debe a que apunta a procesos no convencionales diferentes a los creados por el ciclo del carbono en la era moderna de la Tierra.
El geocientífico Christopher House de la Universidad Estatal de Pensilvania explicó que estos elementos son los que existían en la formación de nuestro Sistema Solar. “El carbono 12 y el carbono 13 existen en todo, pero debido a que el carbono 12 reacciona más rápido que el carbono 13, observar las cantidades relativas de cada uno en las muestras puede revelar el ciclo del carbono”.
Este hallazgo determina tres posibles explicaciones, igualmente fascinantes. Una relacionada con una nube molecular gigante de polvo, la segunda con la luz ultravioleta como desencadenante y la tercera que supone que la luz ultravioleta o los microbios alguna vez convirtieron el metano producido por procesos biológicos.
Esto produciría el carbono creado como resultado de la vida. “Las tres posibilidades apuntan a un ciclo de carbono inusual que no se parece a nada en la Tierra hoy”, aseguran los científicos. En la comparación del material recolectado por el rover de la NASA, han encontrado una pequeña similitud: “Las muestras extremadamente empobrecidas en carbono 13 son un poco como muestras de Australia tomadas de sedimentos que tenían 2.700 millones de años”, dice House.
Y si bien esas muestras fueron resultado de actividad biológica, no se puede asegurar que el caso de las de Marte sea igual, porque pudieron haberse formado a partir de procesos y materiales diferentes. Las tres posibilidades de este sorprendente hallazgo deberán ser estudiadas en profundidad, en busca de más evidencia. Por eso la misión del rover de la NASA continúa, intentando descubrir restos de esteras microbianas, columnas de metano sustanciales, o rastros de glaciares que brindarían datos puntuales que permitirían saber cuál de estas tres explicaciones es la más probable.
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