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Policiales

La justicia sospecha que el mismo camionero que llevó la bandera hacía fletes con cocaína para Los Monos

bandera los monos nob
La inquietante bandera que apareció en el homenaje a Maxi.

Esta semana, los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra imputaron a quien transportó la bandera de Los Monos a la despedida de Maxi Rodríguez. Se trata de Cristian Ayala, delegado del Sindicato de Camioneros que en este año debería ir a juicio con otras cinco personas por un homicidio de 2014 antes de una asamblea de su gremio. El hombre, que fue detenido el pasado viernes por la AIC en el macrocentro rosarino, es sobrino de Damián “Toro” Escobar, uno de los líderes narco que aparecía en el polémico trapo. Y tenía registradas visitas en la cárcel en diciembre pasado a Leando “Pollo” Vinardi, otro de los personajes del ya célebre telón. Pero además, durante la audiencia imputativa del martes se conoció otro dato más sobre Ayala: aparece mencionado en investigaciones de la justicia como presunto encargado de viajes para llevar a Villa Gobernador Gálvez cocaína que bajaban en avionetas a un campo en La Carolina, a pocos kilómetros de Rosario.

El dato surgió en febrero pasado, cuando la justicia provincial empezó a investigar el asesinato de Lorenzo Jimi Altamirano, un jóven músico al que ejecutaron la noche del 1 de febrero frente a la cancha de Newell’s, después de haber sido secuestrado un rato antes y al voleo, cuando salía de un ensayo con su grupo de punk rock. No tenía relación alguna con la barra leprosa ni con Los Monos, pero sus asesinos habían dejado en el bolsillo de su pantalón un mensaje mafioso, que nombraba a dos de los que aparecieron en la ya célebre bandera y a una tercera persona, integrante de la brava rojinegra: “Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gomez dejen de sacar chicos del club para tirar tiro en Rosario”, decía el texto hecho en letras de imprenta en birome sobre una hoja cuadriculada escolar.

Esa misma noche y pocos minutos antes, habían baleado también la Comisaría de Villa Gobernador Gálvez. Y allí los tiratiros habían dejado también una nota, que nombraba a otros dos reconocidos integrantes de Los Monos. Por eso desde Fiscalía se entendió rápidamente que ambos ataques podían tener vinculación. Y así, la causa que inició el doctor Ademar Bianchini pasó a la Agencia de Criminalidad Organizada del MPA.

Al cruzar datos de los nombres que mencionaban ambos ataques, se supuso que podían estar enmarcados en una sangrienta disputa interna de la banda liderada por Cantero que había empezado un tiempo antes, bajo la tutela de Pablo Nicolás Camino, preso desde 2015 y condenado por dos homicidios, que ya pasó por las cárceles de Coronda y Piñero, pero ahora está en Rawson, en el sur del país en una prisión federal.

El ataque al Único tuvo impacto mundial. Para la justicia, fue planeado desde una cárcel federal por una facción de Los Monos.

En el marco de esa misma guerra, unos días después del crimen de Altamirano, era baleado el supermercado del suegro de Lionel Messi. Para Franco Carbone y Federico Rébola, fiscales de la Unidad de Balaceras que investigaron ese hecho y otro atentado previo a un carrito de comidas en zona oeste, esos ataques estaban relacionados con la posibilidad que había surgido de que el capitán de la selección llegue a jugar a Newell’s. La expectativa -según la teoría de Fiscalía- era impedir que los líderes de la brava rojinegra se queden con ese negocio. Según explicaron en audiencia judicial, fueron instigados por una facción interna de la barra que desde la cárcel de Rawson está en disputa con el sector de Vinardi y Escobar. La evidencia encontró que el arma que se usó para disparar contra el super del padre de Antonela Rocuzzo fue la misma con la que balearon el puesto de comidas, cuyo dueño tenía un comercio del mismo rubro en las inmediaciones del Coloso.

De acuerdo a las evidencias que pudieron consolidar en estos meses, todos esos hechos fueron parte de una violenta disputa en la conducción de Los Monos y la barra de Newell’s, que empezó en noviembre pasado. De un lado Escobar y Vinardi, presos en la cárcel federal de Marcos Paz. Y del otro Pablo Nicolás Camino, con Leandro Vilches y Eric Masini, desde la prisión federal de Rawson. Un motivo clave por el que peleaban, para la justicia provincial, eran los negocios que se desprenden de controlar el paraavalanchas del Coloso. Así lo planteó en sede judicial el equpo de fiscales del MPA que imputó a Camino como instigador de cinco homicidios -entre ellos el de Altamirano- y varias balaceras: entre ellas la del super Único, que tuvo impacto mundial.

La imagen del campo y el galpón que consta en la imputación judicial.

Volviendo a Ayala, en febrero la justicia provincial comienza a recopilar datos de investigaciones sobre Escobar y Vinardi para avanzar con la pesquisa sobre la muerte de Altamirano. Y allí se encuentra con un dato que cobró actualidad ahora, cuando se topa con el nombre de quien había trasladado la bandera a la despedida de Maxi: había registros de un camionero que aparecía con un vehículo de carga al lado de un galpón y una vieja casona rural en un campo en La Carolina, a  15 kilómetros de Rosario.

Sesde allí, según un testimonio que consta en la imputación de esta semana, el transporte iba a Villa Gobernador Gálvez y se lo mencionaba a Ayala como presunto conductor en esos viajes. La misma sospecha daba cuenta de que en esa zona rural se podría almacenar cocaína que bajaba en avionetas de Fabián “Calavera” Peloso, nombrado en la causa del triple crimen de Ibarlucea y considerado como proveedor de estupefacientes para la banda de Alvarado. ¿También mayorista de Los Monos a través del “Toro” Escobar? Es un tema que el camino de la investigación deberá resolver.

Cabe recordar finalmente que en el mismo expediente que presentaron Schiappa Pietra y Edery al imputar por la presunta intimidación pública que significó la aparición del trapo en la popular del Coloso, quedó desvinculada la empresa propietaria del camión utilizado. Se acreditó que el delegado del Sindicato retiró un vehículo el viernes y lo devolvió el domingo, sin dar explicaciones sobre su destino. Un procedimiento que era habitual en Ayala, según coincidieron varias fuentes con acceso a la causa.

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