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Policiales

La increíble trama detrás del jefe narco rosarino que vivía en un country en Pilar

La fiscal Georgina Pairola imputó este viernes ante el juez Pablo Pinto a Lisandro “Limón” Contreras, el presunto jefe narco detenido el pasado 7 de diciembre por la Policía Federal en la localidad bonaerense de Tigre, cuando circulaba en una Ford Ranger. En la audiencia, la funcionaria del MPA mostró la profunda red de conexiones con el mundo criminal y contactos que tiene el imputado, que se sospecha fue líder de la asociación ilícita vinculada a la banda conocida como “La Mafilia”.

El allanamiento a “Limón” en Pilar: en una caja había cuatro teléfonos IPhone nuevos sin abrir.

Además de Contreras, la fiscal imputó hoy como integrantes de la misma asociación ilícita a Eric Masini, Leandro Vilches y Pablo Nicolás Camino, todos presos con condena en cárceles federales que se cree controlan una faccion de la banda Los Monos, con poder de fuego propio y barrios dominados para la venta de droga en Rosario. En la misma audiencia, como segundas y terceras líneas de la banda, Pairola imputó a otros detenidos entre los que estaba la pareja de “Limón”, que ostentaba un alto nivel adquisitivo.

En la audiencia, se mostró parte de la documentación y las conversaciones que hasta aquí pudo recabar un equipo del MPA conformado por tres fiscales: Luis Schiappa Pietra, Georgina Pairola y Alejandro Ferlazzo, que también tiene a su cargo la causa por el crimen de Andrés “Pillín” Bracamonte, el jefe de la barra de Rosario Central asesinado el pasado 9 de noviembre. Respecto a su muerte, lo que se pudo determinar en la investigación que terminó con “Limón” Contreras detenido es que entre los integrantes de la banda hablaron del tema al día siguiente del hecho.

“¿Tené cuidado vos Gordo”, dice alguien de un lado del chat. “Con lo que pasó, vamos a tener que tomar precauciones por q lo nombran de apodo a aquel. Salió todo en Crónica”, contestan del otro lado. La conversación se produjo el 11 de noviembre, después de un informe televisivo que citaba declaraciones de Bracamonte pocos días antes de ser ejecutado, en las que había anticipado que la banda “Los Menores” lo estaba buscando para matarlo. En el mismo envío por TV se deslizaba que “Limón” era el jefe prófugo de ese grupo criminal.

Foto de un viaje reciente a Pinamar de los jefes narcos rosarinos, entonces prófugos.

“Los Menores” aparecieron mencionados en marzo pasado con los cuatro crímenes de trabajadores que se produjeron en Rosario en pocos días y en estas últimas semanas también se los nombró como posibles autores de la muerte de Bracamonte. El grupo se inició en el barrio 7 de Septiembre, en la zona norte de Rosario. Y se después de varios hechos violentos vinculados a la disputa para el narcomenudeo se habrían relacionado con cabecillas presos de la banda Los Monos. Vale la pena decir en este punto que con sus jefes en cárceles, las bandas narco rosarinas fueron desarrollando en el territorio durante la última década una compleja trama de soldaditos, segundas líneas y sicarios que a veces reportaron a uno u otro grupo.

La investigación

El documento de casi 300 páginas con el que llegó la Fiscalía a la audiencia evidenció también el poder económico de Contreras, que tuvo acceso hasta ser detenido a teléfonos, autos de alta gama y conexiones con la policía que le permitían avisar a la banda cuando había algún allanamiento. No obstante la “punta del iceberg” que permitió cruzar datos de varias investigaciones previas -según indicó Pairola- fue un crimen de mayo de 2023, en el contexto de una venganza narco. De uno de los teléfonos que se obtuvo para analizar en esa causa, surgió el nombre de un tal “Licha” que aparecía nombrado. Y allí mismo se veía que tenía contactos con la policía.

De acuerdo a lo que el MPA pudo analizar, un ex empleado de la Agencia de Investigación Criminal tenía relación con Contreras. Hay un episodio que destaca la fiscal que se dio luego de una detención de “Licha”: este policía se presenta en la Comisaría 12 para averiguar por el recién detenido.

En el desarrollo de la causa, Pairola mostró viajes compartidos a Pinamar, por este uniformado junto a Contreras y a Matías Gazzani, otro presunto cabecilla de la banda que habría usado a “Los Menores” para tener sicarios y soldaditos, pero que además tenía despliegue económico con empresas fantasma, autos, teléfonos de alta gama, propiedadesm criptomonedas y hasta un dispositivo para scaneo de iris que habría servido para robar identidades.

En este complejo en Fisherton vivía otro de los integrantes de la banda.

Según reseñó también la fiscal, para llegar a Contreras se analizó el contenido de los carteles que habían dejado los sicarios en ataques a Comisarías en los que las bandas cruzaban acusaciones: allí surgía la referencia a un tal “Licha de Funes”, además de mencionar a Vilches, Masini y Caminos. En ese tiempo -año 2022-, “Limón” había conseguido el beneficio de un arresto domiciliario para cumplir con una condena que tenía por robo calificado. Y el domicilio que había dado era en Funes. Más adelante, pidió permiso a la justicia para radicarse en un country en Pilar.

Eso fue en diciembre de 2022. Increíblemente, la detención se produjo recién dos años más tarde, tras la aparición en público del nombre de Contreras por una declaración periodística de Bracamonte antes de ser ejecutado. En ese tiempo, el presunto jefe narco vivió en una casa exclusiva en un country con vista a un lago privado. Su pareja tenía un a su nombre un VW Beetle y un VW Virtus. En esa misma mansión en el barrio privado, “Limón” recibía la visita del prófugo Gazzani y del policía que le filtraba datos a los narcos, también invisible para la justicia: entraban en Audi y BMW.

Al caer detenido por la Policía Federal en Tigre, “Limón” tenía cuatro iPhone en su camioneta Ford Ranger. Y en la casa en el country, tenía otros cuatro teléfonos de la misma marca, escondidos en una caja fuerte, nuevos y sin abrir dentro de sus cajas. El empleo que dijo tener cuando acordó con la justicia una libertad condicional a fines de 2022 era en un instituto odontológico con sede en el centro rosarino. Los dueños eran un jubilado y un ex empleado de Mc Donald’s, que no sabían que tenían a su nombre esa empresa en la que Contreras era el único empleado, que supuestamente ganaba 800 mil pesos mensuales pero había pagado por anticipado el contrato entero de alquiler de la casa en Pilar, en dólares.

 

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