Esta semana comenzó en los Tribunales Federales de Rosario un juicio con características inéditas: es que en el banquillo como jefe de la banda está el narco Julio Rodríguez Granthon, aviador peruano que ya carga con dos condenas previas por narcotráfico, sospechado de ser proveedor mayorista de cocaína, pero también hay un rugbier que jugó en Los Pumitas y un financista que supo ser el titular del puerto rosarino durante la gestión del socialismo. En total, los acusados son nueve y el fiscal a cargo de la acusación es Federico Reynares Solari. La trama se basa en una investigación que detectó cómo llegaban bolsos con pesos que presuntamente salían de búnkeres en Villa Banana a cuevas en el centro para convertirse en dólares. Y la causa tiene tambíén un prófugo: un ex jugador de ruby de Plaza Jewell que era coleccionista de armas y actuaba como el principal enlace con los narcos.
En el primer día de audiencias este lunes, quien pidió la palabra e intentó desvincularse fue Julio Rodríguez Granthon, preso desde 2019 y actualmente en la cárcel federal de Marcos Paz, desde donde siguió el juicio: “Yo sé manejar avionetas, pero nada que ver con la droga, ni con las armas. En Alvear yo hacía vuelos de bautismo a los que nunca volaron”, arrancó.
Al presentarse, Granthon había dicho que tiene cuatro hijos, de dos parejas distintas. Y que no puede hacerse cargo de su manutención, porque al estar preso no tiene ingresos. “Los chicos y sus madres cobran la asignación. Van al jardín en Funes”, sostuvo. Unos minutos después, el fiscal ponía en duda la situación económica del imputado: “Nos dijo que no puede pasarle plata a las mamás de los chicos, porque está en la cárcel, pero en esta causa lo tenemos encargando operaciones para cambio de divisas. ¿Usted compraba dólares?”, planteó Reynares Solari. Y apareció una sorpresiva respuesta, llena de actualidad: “Sí, claro. ¿No escucharon a Milei? El peso argentino es un excremento, hay que ahorrar en dólares”.
Tras la mención del narco al candidato libertario, el fiscal continuó interrogando: “¿Nos puede ilustrar de cuál es su forma de obtener esa plata con la que ahorra?”. Tras unos segundos de silencio, Granthon eligió usar otra cita célebre, parafraseando a la modelo Karina Jelinek: “Y…. lo dejo a tu criterio”, argumentó. Como el resto de los presentes, Reynares Solari, esbozó una sonrisa.
En otro momento de su extensa intervención, Rodríguez Granthon se quejó por sus condiciones de detención: “No me dejan hablar por teléfono más que tres horas diarias, dos a la mañana y una a la noche. El resto del día estoy engomado, con presos que encima son de la banda rival. Estoy en una misma celda con René Ungaro y con Alan Funes, cuando todos saben que yo soy amigo de los Cantero”, sostuvo. Y en ese punto, intervino el presidente del Tribunal, Osvaldo Facciano.
El juez le preguntó: “Usted antes nos había dicho que no tenía relación con las drogas, pero tiene dos condenas por narcotráfico, ¿es verdad esto?”. El aviador peruano respondió: “Sí, porque me condena la prensa. No tienen pruebas y se la agarran conmigo por mi nacionalidad, inventan todo”. El juez siguió preguntando: “Ahora nos dice que es amigo de Cantero y que hay rivalidad con Funes y con Ungaro. ¿De dónde viene esa rivalidad?”. Granthon contestó: “Yo no soy parte de ninguna banda, soy amigo solamente. Ellos sí tienen rivalidad, por la droga, cosas de negocios”. El magistrado cerró con un comentario: “Muchas gracias, ahora va quedando todo más claro”.
Droga en Villa Banana en autos de alta gama, bolsos en el centro con dinero
La causa que derivó en este juicio se inició -tal como se leyó al inicio de la audiencia- por el testimonio de un informante reservado que había detallado a la justicia los movimientos que se veían en una casa de Valparaíso al 2700, en la zona oeste de Rosario. Durante varios meses, los investigadores percibieron que se bajaban bultos en bolsas de consorcio que podían contener droga. Llegaban en un Toyota Corolla, un Audi A5 y una Ford Ranger. Quien aparecía como protagonista allí era Facundo Pérez, vinculado con el peruano Granthon. Mientras se desarrollaba la investigación, hubo una balacera con 35 disparos en el domicilio sospechado. También un auto incendiado en el mismo lugar.
Siguiendo el recorrido de lo producido por la venta de droga, se llegó a otras direcciones para dar con los diferentes actores de la trama: así encontraron a quienes estiraban la cocaína y también a quienes convertían lo recaudado en dólares. De acuerdo a la evidencia presentada por el fiscal, el peruano Granthon desde la cárcel se comunicaba con un contacto agendado como “Iván Dólares”. Era un hombre de negocios vinculado a la financiera de calle España.
Un rugbier prófugo y otro detenido en Chaco
El juicio continuará este viernes, con la declaración de nuevos testigos y quien no pudo comparecer en la causa por estar prófugo es Marcos Díaz, que jugaba en Plaza Jewell. Según la investigación, tenía una oficina en Ovidio Lagos al 400 y para él trabajaba Juan Román González, un joven rugbier que se había venido de Venado Tuerto para poder jugar profesionalmente al deporte que ama.
En la audiencia del lunes, desde una cárcel en Chaco, González fue quien contó que estaba preseleccionado para jugar el mundial sub 20 que se hizo en Rosario y que para poder subsistir había empezado a trabajar para Díaz. “A veces iba a cambiar dólares a calle España”, dijo. “¿Llevaba bolsos?”, le preguntó el fiscal. “No me acuerdo. Yo cumplía órdenes de Marcos Díaz”, contestó el acusado. Sobre las armas que se encontraron en el allanamiento, respondió que era su jefe -el rugbier prófugo y sospechado de tener vínculo con varias financieras y bandas narco locales- el que las coleccionaba.
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