Newell’s y San Lorenzo protagonizaron un vibrante duelo por la octava fecha de la Copa de la Liga, teniendo como principal polémica el arbitraje de Andrés Merlos. El enojo de la gente contra el referí tiene un antecedente claro, que también une a los dos equipos que le dieron cierre a la jornada y que data de hace más de 70 años.
El Ciclón venía como líder indiscutible del campeonato de la Primera A de 1946. Faltando cinco fechas para la finalización del mismo debía enfrentar a la Lepra en el Coloso del Parque. Como era de esperar, la visita se puso arriba en el marcador y rápidamente aumentó la ventaja a través de un viejo conocido, René Pontoni.
Para sorpresa de todos, Newell’s pudo empatar el partido gracias a dos apariciones de Runzer. Cuando faltaban pocos minutos para que el partido termine se produjo una verdadera locura. El elenco rosarino había dado vuelta el resultado con el gol de Moyano, pero el árbitro Osvaldo Cossio, casualmente nacido en Boedo, cobró una supuesta posición adelantada que nadie vio.
Las protestas se hicieron oír, con tan mala fortuna para el árbitro, que en la jugada siguiente y con el Parque convertido en una caldera, el Ciclón anotó el tercero del partido. De esta manera, lo que era triunfo seguro para Newell’s fue victoria para el San Lorenzo líder del campeonato.
Allí explotó el Parque. Varias decenas de hinchas de Newell’s entraron al campo de juego y comenzaron a agredir a futbolistas visitantes. Hubo trompadas y patadas para todos los rivales y se inició la persecución del juez Cossio, que corrió hacia el túnel que conducía al vestuario. Parte del alambrado cayó y el árbitro vio una chance de escaparse hacia el Parque, porque lo estaban alcanzando. Saltó y comenzó a correr entre los árboles, hasta que lo agarraron los más enfurecidos.
Quiso subirse a un auto en movimiento y no pudo. El auto frenó y Cossio cayó al piso. Ahí lo agredieron y alguno gritó “a colgarlo, a colgarlo del árbol…” Dos hinchas se quitaron sus cinturones y armaron una especie de soga uniendo los cintos con la clara intención de subirlo al árbol y ahorcarlo. Para fortuna de Cossio, tres soldados que estaban cerca del incidente dispersaron a la gente y salvaron al juez, que con el cuello herido fue trasladado al sanatorio Británico, donde permaneció hasta el martes.
La indignación de algunos hinchas de Newell’s no se calmó, al punto que en las inmediaciones de la clínica permanecían varios de los más enardecidos. Finalmente, Cossio fue sacado en el baúl de un auto y trasladado hasta San Nicolás, donde abordó el tren que lo depositó en la estación Retiro.
Lo increíble es que el partido –según la planilla oficial- había sido suspendido cuando “faltaban 70 segundos de tiempo reglamentario”, de acuerdo a lo que había escrito el propio juez. El resultado estaba registrado con victoria de San Lorenzo por 3-2, pero la dirigencia de Boca, el escolta del Ciclón, hizo valer su poder político y presionó en el Tribunal de Disciplina para que el partido continuara. Sí, para que se jugaran los 70 segundos que faltaban.
El 11 de noviembre y aprovechando que Newell’s había viajado a la Capital para enfrentar a Vélez el día anterior, los rosarinos se quedaron y disputaron esos ridículos 70 segundos en Caballito ante San Lorenzo. La suspensión a la cancha de la Lepra fue de una sola fecha.
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