La renovación del Ministerio Público de la Acusación entró en su etapa final y se encendieron los motores de las negociaciones de todos los sectores de poder de la provincia de Santa Fe. Están finalizando las entrevistas y las oposiciones en estos días, y los acuerdos legislativos para elegir a los nombres todavía no están. Además, las ternas que debe elegir el jurado para los distintos cargos ya son parte de la polémica y de los dichos de pasillo en la Casa Gris y en la Legislatura.
Se conocieron los resultados de las entrevistas de los candidatos a FiscalíaGeneral y todos aprobaron, aunque sólo 7 superaron ampliamente las pautas de evaluación, condición necesaria para poder estar en la terna final. Carlos Arietti, fiscal regional de Santa Fe, Javier Beltramone, juez de Rosario, María Eugenia Iribarren, fiscal Regional interina de Rosario, Rubén Martínez, fiscal Regional de Reconquista, Roberto Prieu Mántaras, juez de Santa Fe, Luis Schiappa Pietra, fiscal de Rosario, y María Cecilia Vranicich, auditora General del MPA, son los que siguen en carrera para integrar la terna que elija el jurado para enviarle al Gobernador.
Lo que pudimos averiguar desde RedBoing es que las intenciones que tiene el jurado es que este próximo jueves salgan los nombres hacia el despacho de Omar Perotti. Los que sacan ventaja por sobre el resto a estas horas serían Prieu Mántaras, Beltramone y Vranicich. No porque hayan sido mejores o peores en su alocución o en el proyecto que presentaron ante las autoridades del concurso, sino porque son nombres que se impulsan desde sectores de la política, empresariales y de la Justicia.
Tanto Prieu Mántaras como Beltramone son dos jueces que venían del viejo sistema, con una red de relaciones dentro de las esferas del poder real de la provincia, y que pugnan por ser los jefes del MPA desde el mes de abril cuando se termine el mandato de Jorge Baclini. Muchos entienden que tienen la muñeca necesaria para poder llevar adelante el organismo, pero también por lo bajo se esbozan críticas, sobre todo a uno de ellos.
Prieu Mántaras es muy cuestionado en los tratamientos de las causas de género en las que le ha tocado intervenir. Ha sido condescendiente con otorgarle la libertad fácilmente a los acusados de violencia y eso enciende las alarmas dentro del colectivo que pugna por que el MPA tenga una mirada acorde a los tiempos que vivimos. Por su parte, le endilgan haber estado en contra del sistema acusatorio en sus inicios y falló siempre a favor de los reclamos que impugnaban el nuevo sistema penal santafesino.
Además, durante las entrevistas, Prieu Mántaras mostró un desconocimiento generalizado sobre el funcionamiento del MPA, lo que llamó la atención de muchos trabajadores del organismo que hasta esbozaron críticas por Twitter no sólo para el postulante, sino también para el jurado que le permitió llegar hasta esta instancia, y que hoy también suena como uno de los nombres que lleguen a manos del gobernador para que elija antes de enviar a la Asamblea Legislativa.
Vranicich, por otra parte, tiene una mirada de consenso de los distintos sectores, cumple con el cupo femenino que vienen reclamando ambas asociaciones de fiscales tanto de Rosario como de Santa Fe, y cuenta con un aval legislativo bastante amplio. Sus relaciones con el socialismo en el pasado la colocan, tal vez, en un espacio de discusión incómoda, pero su tarea al frente de la Auditoría General ha tenido el visto bueno de todos los campamentos políticos.
Otro de los cargos importantes en el MPA es el de la Auditoría. Ha sido la misma auditoría, por ejemplo, la que inició investigaciones sobre fiscales infieles que cometieron delitos desde el cargo. En esa categoría, Marina Pieretti, a cargo del departamento de armas de la Fiscalía General y con una gestión ponderada en el área, es uno de los nombres que se destacan y que suenan como la sucesora de Vranicich si es elegida en otro de los cargos que concursa.
Arietti, después de realizar las entrevistas, tomó la medida de renunciar a la posibilidad de integrar la terna final. La decisión llamó la atención de todo el mundo judicial, dado que es una persona cercana a las más altas estructuras del Poder Judicial de la provincia y tenía serias chances de ser el elegido por eso mismo. Sin embargo, por propia voluntad, quedó fuera de carrera.
Sería llamativo que Luis Schiappa Pietra, fiscal que trabajó desde el juicio de Los Monos en adelante en todas las investigaciones complejas vinculadas a las narco bandas que azotan a la ciudad de Rosario y siembran el terror, no esté en la terna final. No sólo su gestión a cargo de la fiscalía y de la Agencia de Delitos Complejos, sino por sus antecedentes académicos y de gestión en el Ministerio de Justicia y en el armado de este nuevo sistema acusatorio, reforma de la que fue parte tanto en la creación como en la transición hacia la creación del MPA. Además, su exposición no tuvo reprimendas por parte del jurado y eso debería posicionarlo para ser tenido en cuenta.
Otra de las postulantes que tiene la espalda para pelear un lugar y tener consideración es Iribarren. La fiscal regional interina de Rosario llevó adelante desde la coordinación las investigaciones más complejas de las bandas narco criminales, gestionó en relación al gobierno provincial los recursos y el apoyo necesario, y, sobre todo, tiene el aval de casi la totalidad de los fiscales que trabajan en nuestra ciudad y la región.
Si los nombres que suenan son por relaciones políticas, es porque los propios políticos son los que están pensando en coberturas judiciales en vez de estar imaginando de qué manera el MPA va a trabajar para investigar mejor a los delincuentes que generan que hoy Rosario sea noticia en el mundo por las balaceras y los homicidios. Pensar los cargos judiciales desde una visión política en este contexto debería ser un pecado capital, teniendo en cuenta que se necesitan los mejores hombres y mujeres para combatir el delito tanto en el Poder Ejecutivo, en la policía, en la Justicia y, por supuesto, también en la política.
Dentro del Jurado de Fiscales Generales del MPA está Aníbal Pineda, un camarista Federal que ha tenido visiones superadoras sobre la realidad que vive Rosario, también sobre la articulación entre la Justicia provincial y la Federal, y que conoce el trabajo que vienen realizando los fiscales más comprometidos para enfrentar al delito en Rosario. Sería llamativo que no traduzca a esta decisión trascendental sus palabras durante los últimos años. “Hay que reconocer que los fiscales provinciales desbarataron a los dos clanes más relevantes”, dijo en declaraciones a la prensa el hace unos meses. Uno de esos fiscales está entre los 7 que superaron ampliamente las pautas de evaluación, y otra de ese grupo selecto es quien coordinó esos trabajos desde la regional. Según lo que pudo averiguar RedBoing, su voto fue para que Schiappa Pietra esté en la terna tanto para la Regional de Rosario como para la Fiscalía General.
Desde la previa de los concursos, y también mientras se están desarrollando, se habla de que Schiappa Pietra tiene una bolilla negra por haber investigado a la política junto a Matías Edery en la causa de juego clandestino. Estuvo involucrado Leonardo Peiti, quien recibió una condena a través de un proceso abreviado, y se lo relacionó con distintas pruebas indiciales con Armando “Pipi” Traferri. El senador no pudo ser imputado en la causa porque sus colegas de la Cámara no votaron el pedido de desafuero que hicieron los fiscales, y son esos mismos funcionarios los que integran en casi un tercio la Asamblea Legislativa. Ese antecedente lo pone en jaque para conseguir los votos necesarios para el consenso que prevé la ley, ya que el código que se maneja entre las cúpulas de ambos poderes del Estado es que la política no se judicializa.
Lo cierto es que hoy la situación de Rosario amerita decisiones maduras y drásticas. Y sobre todo, las herramientas del Estado deben estar bien direccionadas. No se puede pensar en un Fiscal General que no sea de Rosario ante la situación que vivimos, porque no hay tiempo para que vengan a estudiar o a conocer el territorio, ni tenemos el margen para que alguien de la Capital santafesina no venga a trabajar desde acá en lo necesario para perseguir a estos asesinos. Es fundamental para lo que nos pasa y debemos todos estar atentos a esta decisión, porque se trata nada menos que del organismo de persecución penal de la Provincia de Santa Fe.
De las entrevistas por la Regional de Rosario todavía no hay resultados aún, aunque ya se hicieron en la semana. Ahí también compitieron para quedarse con el cargo tanto Schiappa Pietra como Iribarren. Otro que estuvo en la carrera para dirigir el MPA en la ciudad fue Miguel Moreno, un fiscal de delitos económicos que cuenta con cierto aval del establishment político y empresarial. No está todavía el listado con los resultados, pero desde la política santafesina no ven a él con malos ojos para que sea quien suceda al interinato de “Marita”.
Moreno tuvo causas resonantes a su cargo, como la detención por Lavado de Activos contra Andrés “Pillín” Bracamonte, líder histórico de la barra brava de Rosario Central. También trabajó en su momento en las investigaciones sobre las balaceras que ocurrían contra jueces y el Centro de Justicia Penal de la ciudad -denominada como Balaceras I-, aunque se retiró después del amedrentamiento con armas de fuego contra una asesora del MPA, Marina Marsilli.
Con Schiappa Pietra e Iribarren sobre la mesa, parece sólo una trama política lo que pondera a Moreno por sobre ellos en una decisión de gestión tan sensible. Sin embargo, no sería para nada llamativo que sea el nombre elegido definitivamente para ir en busca del aval legislativo.
Más allá de algunas voluntades, hoy no hay consensos legislativos. Volvieron de vacaciones los diputados y senadores, y después de algunas charlas entre ellos y el gobierno entendieron que no dan los números. Lo importante para nosotros, los rosarinos, es que el general y el regional estén alineados, para que la gestión del MPA ponga su foco en el flagelo que vivimos a diario con las narco bandas y con los delitos ordinarios. Y que el fiscal general sea rosarino, como condición sine qua non para no perder tiempo en conocer o aprender, y que entienda la gravedad que padecemos desde el día 1. El Jurado debe elegir a los mejores, después, que la política se las arregle.
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