El gobierno provincial estima la fecha de elecciones para principios de septiembre. Así, se extienden los plazos del proceso de los comicios y los partidos opositores buscan mantener su identidad para no desgastar la imagen de un frente en común. Mientras Juntos por el Cambio sigue con su agenda, el socialismo, el espacio de Javkin y algunos radicales díscolos continúan con sus planes de gestión y estiran el armado común. Las charlas por lo bajo siguen existiendo, pero sin apuros.
La Mesa Provincial de Juntos por el Cambio volvió a emitir un comunicado esta semana convocando a otros partidos a sumarse a un armado electoral conjunto de cara al 2023. Habrán sido 3 o 4 en lo que va del año con el mismo tenor, y el ingenio se va agotando para mantener viva la llama de un frente común contra el peronismo en la provincia. Inclusive, convocaron a una actividad con dirigentes nacionales para el próximo 18 de octubre, aunque sin tener el claro el tópico del cónclave citado.
Desde el socialismo y desde el PRO, los dos sectores más radicalizados de izquierda a derecha en la oposición del gobierno provincial, buscan sostener su identidad en el discurso para con su electorado, y así poder afianzar y legitimar apoyos específicos y generales, a la espera de que lleguen definitivamente las fechas electorales y las reglas de juego. En el camino, hay reuniones en las que buscan limar asperezas y llegar a acuerdos programáticos. Todos tienen representantes en esas mesas de negociaciones, pero ninguno se anima todavía a vaticinar el resultado de ese diálogo.
La riña antes del cierre de lista, tensionando para conseguir lugares de privilegio en las listas que se armen, va a existir y nadie lo niega. Sin embargo, se necesitan el uno al otro para poder llegar a ser competitivos en el 2023. Hay mucho para repartir, pero también muchos grupos políticos que van a querer llevarse una tajada importante.
Una “gran paso opositora”, con expresiones de izquierda y de derecha, puede ser la salida semántica a un armado que parecía inviable hace 2 años atrás. Inclusive, hay quienes se animan a pensar en una candidatura de unidad sin PASO para la categoría a gobernador, si es que el que sea elegido tenga un aval generalizado y una luz importante en las encuestas.
La otra posibilidad latente es que no haya acuerdos, y se genere un frente a la santafesina nuevamente y Juntos por el Cambio continúe su rumbo. El alineamiento sobre la competencia nacional puede quebrar los acuerdos, según lo expresado por el PRO en el último tiempo. La reunión del socialismo con Schiaretti de hace un par de semanas hizo ruido en Buenos Aires y los dirigentes de CABA piden certezas a la hora de pensar lo que suceda en Santa Fe, el cuarto distrito nacional.
Pero ese escenario no le conviene a nadie, porque dividir la oposición en dos expresiones anti peronistas es uno de los principales motivos por los cuales el PJ volvió a gobernar la provincia después de 12 años, más allá de los considerandos de la gestión actual o de quién puede ser el candidato oficialista. Después del triunfo de Binner en 2007, con una elección polarizada entre dos fuerzas, tanto en 2011 como en 2015 Miguel Del Sel le quitó más votos al Frente justicialista que al Frente Progresista, lo que hizo que en ambos casos, y por escaso margen, ganen Bonfatti y Lifschitz. Cuando el candidato fue un radical en Cambiemos -José Corral compitió contra Bonfatti- Perotti se quedó con la Casa Gris.
Esa lectura está arriba de la mesa. Juntos por el Cambio sabe que necesita del intendente Javkin, del intendente Jatón y del socialismo para poder aglutinar todos los votos opositores. A su vez, el socialismo y los alcaldes de las dos ciudades más importantes de la provincia saben que si se quedan al margen de un armado amplio se pueden complicar sus chances y quedarse fuera de todo.
Perotti expuso que su experiencia de una transición larga no fue buena, por eso con su equipo de trabajo esperan poner como fecha de elecciones generales el 3 de septiembre. Eso significa que se estire el calendario electoral y que el cierre de listas sea recién en abril y las paso en junio, por lo que los tiempos se extienden para todos. La especulación que hacen desde el gobierno es que no va a haber PASO nacional, algo a resolverse pronto en el Congreso, y que por eso no se cruzarán los comicios.
Para el peronismo extender el plazo, además de ese argumento, puede ser bueno porque especulan que las medidas que se tomaron en estos meses de gestión de Sergio Massa tengan impacto el año próximo, con más crecimiento pero una baja considerable en la inflación, y eso puede cambiar el ánimo general de cara a las urnas. Además, la gestión provincial va a tener más tiempo para mostrar algunos logros retrasados, según los voceros, por la pandemia y el desorden heredado.
Hay tiempo. Se viene el Mundial de Qatar y después el verano caluroso en Santa Fe. Seguramente serán momentos para las negociaciones por lo bajo y acomodar el escenario para un 2023 atractivo para la política.
El concurso del MPA, en la mira
El gobierno quiere seguir adelante con los concursos de las autoridades del Ministerio Púbico de la Acusación (MPA), pero las renuncias masivas entre los jurados ponen el jaque el proceso. Desde la oposición hay posturas disímiles, pero en estos días se tendió un puente como para que vuelva a encausarse.
Desde la Casa Gris, ahora con Celia Arena a la cabeza tras la salida de Gabriel Somaglia, quieren conformar los jurados con los suplentes, ya que los números le alcanzan porque con tres letrados por concurso hay quórum. Sin embargo, desde un sector grande de la oposición proponen que se vuelva a convocar a los jueces de la competencia, aunque sin tener que arrancar el resto del concurso de nuevo.
Que quienes aspiran a ser fiscal general o fiscales regionales no tengan que presentarse nuevamente ni alcanzar sus carpetas otra vez, pero sí reiniciar el proceso de selección de los jurados para que haya un manto de transparencia a ese punto tan sensible del proceso. El jurado, ni más ni menos, es el que selecciona a la terna que llega a manos del gobernador, de la cual tiene que elegir un solo nombre por cargo para enviar a diputados y senadores, y que sea aprobado por la Asamblea Legislativa.
Por lo pronto, el gobierno no quiere dar el brazo a torcer, pero el margen de maniobra se achicó producto de las renuncias y de la salida de Somaglia y, como dice la película de Diane Keaton y Jack Nicholson, alguien tiene que ceder para que vuelva a encauzarse el proceso de competencia de las autoridades del MPA.
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