En vísperas del tercer paro general en lo que va del Gobierno de Javier Milei, la Confederación General del Trabajo (CGT) inició este miércoles un plan de lucha de 36 horas con su participación en la marcha semanal de los jubilados por la recomposición de sus haberes. Pasadas las 15, masivas columnas de manifestantes avanzaron sobre la Avenida 9 de julio rumbo al Congreso, con un fuerte operativo de seguridad coordinado entre las fuerzas federales y las porteñas.
La movilización había comenzado a las 12, en la Avenida Hipólito Yrigoyen y Solís. A la convocatoria se sumaron desde la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTA-A), hasta organizaciones sociales nucleadas en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y agrupaciones de izquierda.
“No se puede tener precios libres y salarios a la baja. Esto no tiene lógica. Es lo que tiene que comprender el ministro de Economía”, manifestó uno de los triunviros de la CGT, Héctor Daer, ante los medios que cubren la movilización.
El operativo de seguridad es numeroso: mientras los efectivos porteños se ocupan de la seguridad en las calles, los federales se abocan a la custodia de la sede del Congreso, frente a la cual se instaló un fuerte vallado que impide que los manifestantes se acerquen.
Como parte de la planificación, más temprano la Ciudad retiró 160 contenedores de residuos de los alrededores de la zona y los que habitualmente están situados sobre la Avenida de Mayo.
Sucesivamente, a la medianoche del jueves comenzará una medida de fuerza de 24 horas que afectará el funcionamiento del transporte público, los bancos y el sistema educativo, entre otras actividades.
La seguridad es monitoreada por fuerzas federales con apoyo de la Policía de la Ciudad, pese a que el juez Roberto Gallardo había impedido que el ministerio de Seguridad de la Nación formara parte del operativo.
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