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La banda Los Monos y su demostración de poder con una enorme bandera en la despedida de Maxi

bandera los monos nob
La inquietante bandera que apareció en el homenaje a Maxi.

Con la presencia de Messi, Di María, Batistuta y glorias leprosas en cancha, la despedida de Maxi Rodríguez en el estadio de Newell’s fue una fiesta inolvidable para los amantes del fútbol. Pero en la transmitisión de la señal Star+, además del partido y el show, pudo verse durante unos segundos una de las enormes banderas que desplegó la popular rojinegra, con tres animales dibujados que cubrían las dos bandejas que ocupa la barra en el Coloso. Un “trapo” que no pasó desapercibido para los investigadores del MPA que siguen el accionar de las bandas narco de la ciudad, que encontraron un detalle: el principal personaje era un mono con anteojos; secundado por un toro y un pollo.

El protagonista de la bandera no sería otro que Ariel Máximo “Guille” Cantero, líder de Los Monos y actualmente preso en la cárcel federal de Ezeiza. Las otros dos “animales” podrían ser sus laderos en la organización criminal surgida hace un par de décadas en la zona sur de Rosario, que entre otros negocios que maneja hoy, tambíen está sospechada de liderar con gente propia el paraavalanchas leproso: Carlos Damián “Todo” Escobar y Leandro “Pollo” Vinardi, detenidos en la misma que su jefe. El mensaje que tenía la bandera decía: “Nosotros estamos más allá de todo”.

Antecedentes

Vale la pena recordar aquí un hecho policial de febrero de este año, cuando desconocidos secuestraron a un músico rosarino que volvía de ensayar con su banda punk. El joven caminaba por Avenida 27 de Febrero hacia su casa cuando fue interceptado por una Renault Sandero negra, durante una noche lluviosa en la que no circulaba mucha gente por la calle. Minutos después, los secuestradores lo bajaban de ese mismo auto y lo ejecutaban a balazos, delante de uno de los accesos del estadio de Newell’s. Junto a su cuerpo, los matadores dejaban una nota: “Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gomez, dejen de sacar chicos del club para tirar tiros en Rosario”, decía aquel mensaje mafioso.

Para los fiscales a cargo del caso, aquel cartel era una pista clave para entender que el crimen frente al Coloso estaba vinculado a una interna de la barra leprosa y de Los Monos, con una víctima elegida al azar en la calle, ya que Altamirano no tenía niguna vinculación con el fútbol, ni con alguna de las bandas criminales de la ciudad. El papel tenía una referencia a Escobar y Vinardi, el “toro” y el “pollo” de la bandera que apareció este sábado en el Coloso.

El otro nombrado en esa nota que apareció junto al cuerpo de “Jimi” fue Gerardo Gómez, alias “Dibu”, con poder de mando en la popular de Newell’s. Una semana antes del crimen del joven músico y a pocas cuadras del estadio, habían intentado asesinar a quien para los investigadores era una especie de chofer del jefe de la barra: se trataba de Walter M., de 37 años, que salía de comer de los parrilleros del club en su Audi A5 blanco, cuando alguien que lo había esperado en el cruce de Ovidio Lagos y Jorge Cura le había cocido el auto a balazos.

La sospecha para la justicia es que ambos hechos estuvieron relacionados. De hecho la dirigencia leprosa, ante la inquietud que había generado la tentativa de homicidio contra el conductor de aquel Audi blanco había cerrado los parrilleros esa noche en que mataron a Jimi. Se explicó que había obras de mantenimiento por hacer en el Coloso, pero muchos pensaron ese día que era una forma de evitar represalias por lo que había pasado contra el chofer de “Dibu” Gómez. Finalmente, la sangre llegó esa noche, pero con alguien ajeno a la vida interna del club.

El cartel que apareció junto al cuerpo del músico asesinado frente al Coloso en febrero.

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Economía

Las empresas ganaderas aumentaron un 86% su nivel de endeudamiento en 2024

Las empresas ganaderas incrementaron un 86% el nivel de endeudamiento durante el 2024, al expandir su pasivo en 395 millones de dólares, de acuerdo a un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

El reporte reveló que el año pasado “las empresas ganaderas casi duplicaron el nivel de endeudamiento, al pasar de un saldo de US$457 millones a fines de diciembre de 2023 a US$852 millones a fines de 2024”.

Sin embargo, detalló que “medido en dólares, el monto total adeudado a fines de 2024 se encuentra ligeramente por debajo del promedio de la serie (2007-2024)”, indicando que “el año que mayor endeudamiento registró el sector fue 2017, con US$1.406 millones mientras que, dentro del período analizado, el año 2007 fue el que registró el menor nivel de endeudamiento, con un saldo final de US$378 millones”.

Al presentar los motivos que generaron la suba del endeudamiento, el estudio expuso que “parte de esta expansión de los pasivos ganaderos puede estar orientada a financiar la retención de hacienda o, incluso, a nuevas explotaciones”, sobre lo que señaló que “será este un punto a responder en los próximos meses, a la luz de los indicadores que termine reflejando la actividad”.

En cuanto al total adeudado a fines de 2024, detalló que “el 22% corresponde a saldos de préstamos tomados en moneda extranjera, unos US$184 millones, mientras que los saldos restantes provienen de préstamos tomados en pesos que, convertidos al tipo de cambio de referencia, equivalen a unos US$668 millones”.

Al respecto, desde la BCR afirmaron que “en este último año, se observa una fuerte recuperación del crédito concertado en moneda extranjera, luego de tres a cuatro años de muy baja participación”, recordando que “durante los años 2018 y 2019, el sector llegó a registrar un mayor nivel de endeudamiento en moneda extranjera que en moneda local alcanzando el 54% del total adeudado”.

Al analizar este panorama, revelaron que “en el caso particular de la ganadería, estas estadísticas reflejan una gran parte de la financiación total que ingresa al sector, puesto que, a diferencia de la agricultura, es muy baja la financiación comercial que recibe por fuera del sector, en relación al capital invertido”.

En este sentido, aseguraron que “la mayor inversión requerida para iniciar un planteo productivo, más o menos intensivo, consiste en la compra de la hacienda, algo que, en la mayoría de los casos termina siendo financiada por otro productor, a través de los plazos comerciales que se otorgan al momento de la venta”.

Sobre dicha realidad, aportaron que “si bien la actividad ganadera ha logrado trabajar apalancando gran parte de la compra de hacienda a través de esta autofinanciación que logra encadenar entre los distintos eslabones de producción desde la cría a la faena, lo cierto es que, muchas veces cuando lo que se intenta es retener vientres o extender los ciclos de invernada o engorde, ni los plazos comerciales, ni los costos de esa financiación resultan adecuados para esos fines”.

En definitiva, indicaron que “esta escasez de instrumentos financieros con los que, en general, ha tenido que trabajar el sector a lo largo de los años termina reflejándose en el estancamiento en el que ha ingresado la actividad, tanto en términos de cantidad de cabezas en stock como de kilos de carne producidos”.  

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