El informe final de la autopsia al joven Lucas González, quien murió a causa de disparos de tres agentes de la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Barracas, determinó que tenía una quemadura de cigarrillo en una de sus manos. Ahora, se sospecha que pudo haber sido torturado antes de su muerte.
Los especialistas del Servicio de Tanatología de la Morgue Judicial descubrieron en el dorso de la mano derecha, “a nivel de primer espacio interdigital”, una lesión circular de un centímetro de diámetro, “similar a lo observado en quemaduras”. Y añadieron que la herida se produjo en un momento próximo a la muerte.
Además, según la investigación a cargo del fiscal Leonel Gómez Barbella, en el Volkswagen Suran azul en el que viajaba la víctima junto a sus amigos no dieron con la presencia de cigarrillos. Gregorio Dalbón, abogado querellante que representa a la familia de Lucas, el futbolista habría sufrido torturas de parte de los policías, imputados por el delito de homicidio calificado entre otros.
En este marco, los investigadores deberán determinar si la lesión, presuntamente realizada con un cigarrillo, se produjo accidentalmente tiempo antes del ataque o no. “Van a recibir 50 años de prisión. Esto es gravísimo. En el hospital, la mamá de Lucas me dijo que vio una mancha en una mano. El fiscal (Andrés) Heim pidió que se revisara, que la mamá declaró en su testimonial. Y se confirmó que es eso”, afirmó Dalbón en diálogo con Radio 10.
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