Gabriel Pennise, periodista de Radio Boing y RedBoing, arribó a Varsovia, capital de Polonia, en su cobertura de la invasión rusa a Ucrania. Durante el día, recorrió terminales de ómnibus para dar cuenta de la situación que atraviesan los ciudadanos.
-
Hoteles colapsados y desesperación
14:18 (Hora argentina; 19:18 en Polonia, GMT+1): El panorama es aún más duro de noche y la necesidad de encontrar un lugar para descansar aumenta la tensión. “Fui a los tres hoteles más importantes de la ciudad -Marriot, Hilton y Sheraton-, pero me dijeron que no había habitaciones por tiempo indeterminado. La gente con mayor poder adquisitivo se vino para acá”, detalló Pennise en diálogo con Boing y sus Secuaces.
“Lo más conmovedor son los chiquitos con las mascotas. La gente viaja con los perros en los bolsos, y los que no pueden se quedan a dormir en la estación”, añadió el corresponsal exclusivo. Y continuó: “Mi credencial es importante porque se dan cuenta que estoy trabajando”.
-
Tristeza y desolación, el clima de una de las terminales de ómnibus en Varsovia
10:10 (Hora argentina; 14.10 en Polonia, GMT+1): Las estaciones de colectivos se convirtieron en el escenario de la realidad crítica que atraviesan los ucranianos. A 500 kilómetros de la frontera entre ambos estados, los refugiados acampan en la plaza mientras reciben la solidaridad del pueblo polaco.
“Se ve la desesperación de las mujeres grandes para viajar hacia otros puntos, se meten en la cola. Hubo momentos de tensión por ese motivo, ya que tienen miedo de quedarse sin pasajes”, describió Pennise en diálogo con Nacho Russo. Además, comentó que las estaciones de trenes no venden más boletos, con un panorama dramático para los empleados en colapso absoluto.
“Los polacos están ayudando mucho. Son solidarios recordando lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial. El problema está entre los ucranianos” en la desesperación por partir hacia otros destinos de Europa. En ese punto de la capital polaca, los migrantes hacían cola para recibir platos de comida. “Es tremendo el frío que hace. Te atraviesa y a medida que baja el sol se pone peor”, reveló.
Los exiliados se ven resignados. A quienes han llegado hasta Varsovia se los puede considerar “a salvo”, sin embargo “no se sabe lo que dejaron en su país”, explicó el corresponsal en Todo Pasa. “Los más jóvenes hacen fogones, mientras que los adultos están derrumbados, con ojos deshabitados. Como si no hubiera nadie dentro”, graficó.
“Hay zonas donde las vías del trenes no funcionan más. Entrar y salir de Ucrania es muy difícil. Para escapar de allí hay colas de unas 48 horas en auto y a pie no te dejan”, apuntó. Y concluyó: “Es tremendo, ya se fueron cerca de 3 millones de ucranianos sobre una población de 44 millones, casi el 10%”.
Comentarios