El asesinato del vendedor nigeriano Alika Ogorchukwu a plena luz del día en una ciudad turística italiana, y sin que nadie interviniera, conmociona al mundo.
Ogorchukwu era un vendedor ambulante nigeriano de 39 años, que fue asesinado el viernes a manos del italiano Filippo Claudio Ferlazzo, de 32, quien está detenido acusado de “homicidio voluntario y robo”, dado que se llevó el teléfono de la víctima.
Según los testigos, el hombre estaba trabajando y pidiendo dinero en la céntrica calle Umberto I de Civitanova Marche, puerto turístico en la costa del Adriático. En ese momento, se desencadenó una pelea en la que el italiano derribó al vendedor a golpes y después se puso sobre él hasta acabar con su vida, tal y como se aprecia en los videos que se viralizaron. Si bien algunas personas gritaban para que lo suelte, nadie intervino.
El portavoz del cuerpo de policías de Macerata, Matteo Luconi, explicó que, aunque la investigación sigue abierta, por el momentono hay elementos que permitan atribuir el crimen al racismo, sino que “parece que sucedió” cuando la víctima pedía limosna.
El homicida pidió “perdón” a la familia de Alika Ogorchukwu a través de su abogado y alegó que la riña surgió porque este “pedía insistentemente limosna” y agarró del brazo a su novia, que lo acompañaba en ese momento y que ya declaró como testigo. En tanto, la familia de la víctima señaló que “las disculpas no bastan”, y aseguraron: “Necesitamos justicia, no venganza”.
Además del crimen a sangre fría lo que más conmocionó fue que nadie interviniera para detener la golpiza, algo que se da pocos meses antes de las elecciones generales e hizo que todos las fuerzas, inclusive las de ultraderecha, se prenunciaran en contra de la violencia.
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