Con 60 millones de habitantes y un total de 13 millones de dosis administradas en vacunas contra el Covid-19, la República de Italia avanza a un ritmo de inmunización más lento al programado por la Unión Europea una vez iniciada la campaña de vacunación en el viejo continente.
Con un acumulado cercano a los 4 millones de casos y más de 115.000 decesos desde el inicio de la pandemia, la tercera economía de Europa está analizando ciertas dificultades al momento de respetar los parámetros de inmunización delineados.
En concreto, integrantes del Congreso de la República sospechan que la mafia italiana está desviando las vacunas de quienes más las necesitan haciendo “saltearse la fila” a conocidos que no se encuentran entre los primeros grupos de riesgo.
Con el país luchando por poner en marcha su vacilante campaña de vacunación, la comisión antimafia del parlamento está investigando si estas asociaciones están redirigiendo las vacunas a sus amigos a expensas de los grupos más vulnerables, particularmente en el sur, donde a menudo ejercen control sobre las autoridades sanitarias.
En rueda de prensa el jueves por la noche, el primer ministro Draghi cuestionó: “¿Con qué conciencia alguien se salta la cola, sabiendo que deja vulnerable a otra persona, que tiene más de 65 años o es frágil, y que tiene un riesgo concreto de muerte?”.
Para el cierre de enero los indicadores del ministerio de Salud daban cuenta de que 7 de cada 10 vacunas se habían destinado a menores de 60 años.
Por caso, el número de trabajadores de la salud, que forma parte de la primera ola de los que se vacunarán, ha crecido sospechosamente en regiones como Puglia. A administrativos, consultores de comunicación e incluso a los constructores que trabajan en sitios de salud se les ha aplicado la vacuna después de ser agregados a la lista de prioridades.
Al tiempo que una interpretación laxa de las directrices del Ministerio de Salud permitió a 20 regiones de Italia, que están a cargo de la atención médica, asignar vacunas a personas y grupos bien conectados, como políticos, abogados, jueces y periodistas.
Varias fuerzas policiales y fiscales de Italia están investigando al menos 1.000 presuntos casos de personas que se habrían adelantado a su turno, algo que por caso no escapa a la clase política donde el alcalde de Corleone, Sicilia, renunció tras ser acusado de abusar de su cargo para conseguir vacunas para él y sus concejales.
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