Luego de la decisión de Rusia de invadir militarmente a Ucrania muchos analistas empezaron a preguntarse si existe realmente la posibilidad de iniciarse una tercera guerra mundial que enfrente a Rusia contra Estados Unidos y los países de Europa occidental nucleados en la OTAN.
Lo concreto que para discernir si hay riesgo de llegar una situación tan extrema hay que desmenuzar las distintas aristas que se ponen en juego en esta temática.
Disuasión nuclear
Hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial cualquier escalada bélica entre potencias militares podía desencadenar en un conflicto armado de grandes dimensiones. Además de las dos guerras mundiales, se puede mencionar a enormes contiendas como la de la Sucesión Española, (1701-1715) y la de los Siete Años (1756 y 1763). Con el paso del tiempo y el avance de la tecnología militar, los combates con estas características se transformaron en más destructivos y los países comprendieron que llevar a cabo estas batallas trae más pérdidas que beneficios.
Luego de que en 1945 apareciera la bomba atómica y se desarrollara una carrera armamentística donde las principales potencias (Estados Unidos y Unión Soviética) crearon infinidad de ojivas nucleares, las grandes guerras abiertas dejaron de tener sentido.
Anteriormente, en un conflicto entre potencias podía haber ganadores indiscutidos pese a lo cruento que eran las luchas entre los ejércitos. En la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos fue el país que más salió fortalecido seguido por la Unión Soviética que extendió su influencia en Europa del este y Gran Bretaña que consolidó su poder dentro del viejo continente ante el ocaso de la Alemania nazi.
Con el crecimiento exponencial de Estados Unidos y la Unión Soviética, una Tercera Guerra Mundial significaría una destrucción nuclear mutua que acabaría con toda la humanidad y el planeta Tierra quedaría inhabitable.
Debido a esta situación, Estados Unidos, China y Rusia nunca se enfrentaron directamente sino que se metieron en conflictos como el que existe entre Corea del Norte y Corea del Sur, donde actualmente los norteños son apoyados por los chinos mientras que los sureños tienen el respaldo de los estadounidenses.
La cantidad de armas nucleares son las que evitarían que haya una tercera guerra mundial ya que ninguna potencia quiere arriesgarse a la desaparición de la especie humana de la faz de la Tierra.
La OTAN
La propia OTAN ha anunciado que para evitar una Tercera Guerra Mundial ha decidido no intervenir en la invasión rusa a Ucrania, que solo sancionará económicamente al Kremlin y que enviará armas y dinero al bando ucraniano sin involucrar a sus tropas.
Asimismo, los rusos por el momento no se animan a invadir directamente a un país que pertenezca a la OTAN por lo que se descarta un ataque contra Estonia, Letonia, Lituania, Polonia o Rumania. Desde esta organización han reforzado militarmente a sus integrantes de Europa del este para advertir a Rusia del peligro que puede correr si viola la soberanía de estos países.
China
Actualmente, los chinos no han mostrado interés en ser parte del conflicto de Europa del Este y Rusia no tiene los recursos económicos como para enfrentarse de manera solitaria a Estados Unidos y Europa occidental. El único país que puede asistir a Rusia en un conflicto de estas dimensiones es China, quien solamente apoya financieramente a los rusos para que afronten las sanciones de occidente.
La decisión de China de no ser un actor fundamental en las tensiones de Europa del Este aleja la posibilidad de que haya una Tercera Guerra Mundial porque Rusia no está en condiciones de enfrentar al mismo tiempo a Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Francia.
Disuasión económica
La globalización que se acentuó en los últimos años hizo que exista una gran dependencia económica entre todos los países. El comercio internacional avanzó de tal manera que en la actualidad ningún país es autosuficiente.
Así como Europa necesita el gas de Rusia para sobrevivir, los rusos requieren de las divisas que consiguen por exportar este recurso natural a los europeos. Pese a las sanciones, en 2020, la Unión Europa era el mayor socio comercial de Rusia y este el 4° mayor socio de la comunidad europea.
Estas relaciones económicas son un gran impedimento para que exista una guerra frontal entre Rusia y las potencias occidentales. Más allá que esta cuestión no genera tanto temor entre estos adversarios, la situación cambiaría radicalmente si China ingresa a este conflicto ya que el vínculo comercial entre los chinos y Occidente es extremadamente fluido.
Siempre hay riesgos
Lamentablemente, el mundo no está exento de que pueda comenzar un conflicto nuclear entre las potencias y los principales riesgos son los siguientes:
Dictador radicalizado
Todavía existe la posibilidad que un dictador con hambre de poder maneje los destinos de un país y prefiera la destrucción del mundo ante que los intereses de su pueblo. Esto ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, donde Adolf Hitler prefirió el extremo sufrimiento de los alemanes antes que Berlín cayera en manos de la Unión Soviética.
Riesgo mal calculado
Puede ocurrir que las consecuencias de los movimientos realizados por un país no sean debidamente calculados ocasionando riesgos inesperados. Por ejemplo, si Rusia imagina que la OTAN no responderá ante una agresión a un país chico e invade Estonia y desde la alianza militar deciden intervenir directamente se puede generar una guerra a gran nivel con consecuencias nunca vistas por la humanidad.
Accidente nuclear
Si una potencia realiza ejercicios nucleares y ocurre un accidente que genera graves daños a terceros puede transformarse en un escenario bélico de características inusitadas.
Avance Tecnológico
Si una potencia desarrolla su armamento nuclear a un nivel donde sus rivales no lo puedan alcanzar puede decidir iniciar una guerra sabiendo que tiene todas las posibilidades de terminar como vencedor.
Por el momento es improbable que exista un conflicto bélico a gran escala que involucre a las potencias ya que a ningún país le agrada la idea de iniciar una guerra cuyas consecuencia final podría ser lisa y llanamente la desaparición de la humanidad pero lamentablemente nunca hay que descartar este escenario ya que el hambre de poder de los principales líderes del mundo puede ser más fuerte que el instinto de supervivencia.
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