Luego de un cuarto intermedio, este lunes continuó la audiencia imputativa en donde la fiscalía le imputa al narcotraficante, Ariel Máximo “Guille” Cantero, ser el líder Lde la barra brava de Newell’s Old Boys, la investigación previa por parte de la justicia, expuso una trama compleja de actividades ilícitas, disputas internas y posibles vínculos con la dirigencia del club. En esta segunda jornada fue el turno de las defensas que ante el juez Fernando Sosa, en donde negaron la imputación de Fiscalía, por entender que no había una asociación ilícita entre las dos facciones de la banda criminal que en 2024 estuvieron enfrentadas por el manejo del para avalanchas de la entidad del Parque Independencia.
Según lo informado por la Fiscalía, la dirigencia de Newell’s habría sido víctima de al menos dos extorsiones documentadas. Además, se investiga si algunos miembros de la dirigencia podrían haber incurrido en conductas delictivas al facilitar dinero, entradas y camisetas a los líderes de la barra. Estos hechos están siendo analizados por la Unidad de Delitos Económicos de la Fiscalía Regional.
La lucha por el control de la barra se intensificó cuando Ficadenti buscó ganar terreno frente a Binardi, llegando incluso a organizar atentados para mostrar su “chapa” ante Guille Cantero. Estos actos incluyeron amenazas a Di María y ataques en el estadio Coloso del Parque, además de enfrentamientos armados entre las facciones.
En ese contexto, se dieron varios hechos violentos como la tentativa de homicidio contra el hijo de Luciano Gallardo -que por entonces era uno de los principales referentes de la hinchada de Newell’s-, una balacera contra una dirigente del club, más otros hechos “paralelos” como las amenazas a a la familia Di María y el secuestro extorsivo de un empresario entrerriano por una deuda narco. Para el MPA, estos últimos dos eventos se podían explicar por la intención de Ficcadenti de “quedar bien parado” con el público leproso y con Cantero, para poder ganar la disputa del para avalanchas del Coloso.
Emir Rodríguez, hijastro de Leandro “Pollo” Vinardi dijo tener un vínculo de chico con el club, para el cual llegó a jugar durante algún tiempo en inferiores. Reconoció que su madre es pareja hace cinco años de uno de los líderes de Los Monos, pero aseguró que es “un hincha más” y que no tenía relación con los hechos que se le atribuían: “No le disparé a Fernanda Corte (que era la dirigente de Newell’s que tenía relación con los barras, hasta que recibió balazos en su casa en 2024 en medio de la disputa que se trató en la audiencia), ni tiré las bombas de estruendo que dijeron”, planteó.
La última referencia era la de un encuentro en el Coloso del Parque con Independiente Rivadavia de Mendoza, luego de la Copa América del año pasado. En ese momento, la defensa del hijo de Vinardi aportó un video que se proyectó en la sala. Allí fue cuando Emir Rodríguez dijo que no era él a quien se veía tirar bombas de estruendo a la cancha apenas terminado el partido. En los códigos de la barra, esas bengalas al césped eran una forma de mostrar a la dirigencia del club lo que eran capaces de hacer si le daban el poder a la otra facción de Los Monos que buscaba en esos días quedarse con el control de negocios como la reventa de entradas, los cuidacoches y los carritos de comida cercanos al estadio.
En la Sala 7 del CJP no alcanzó a advertirse con precisión quién tiraba esa bomba de estruendo desde la tribuna. Y por eso el imputado pidió que un forense lo revise, para comparar sus tatuajes y su fisonomía con la de la persona que se veían en la imagen. Pero lo llamativo en este punto fue que el video que presentó la defensa de Emir Rodríguez era el de las cámaras de seguridad del estadio, que no tenía todavía la Fiscalía. Y entre funcionarios judiciales quedó flotando la pregunta sobre cómo había llegado ese material al hijo de “Pollo” Vinardi antes que al propio MPA.
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