“Garantía de confianza”, el slogan de la cadena de electrodomésticos no va de la mano con la situación que atraviesa tanto la empresa como sus empleados. En medio de una nueva crisis y tras cambiar de dueños en 2020, la compañía ha cerrado sucursales a lo largo y ancho del país, dejando a cientos de trabajadores al descubierto. En otros casos, como los de los puntos de venta ubicados en Rosario, comenzó a entregar menos mercadería y a pagar mal los sueldos.
En los locales que Garbarino tiene en la ciudad trabajan entre 55 y 60 personas dentro del convenio. Estos denuncian que “lo más grave empezó hace un mes, donde empezaron a decirnos que nos iban a pagar marzo en 4 cuotas. La última de ellas la pagaron recién ayer. Pero no tenemos fecha de cuándo vamos a cobrar abril”. “Hace un año que no pagan aportes”, agregó Cristian, uno de los damnificados, en diálogo con RedBoing.
En ese sentido, y ante el claro malestar de los trabajadores, estos dispusieron la retención de mano de obra el último viernes. Es decir, los empleados se alinearon y decidieron no abrir las 4 sucursales ubicadas en la ciudad a la espera de noticias oficiales desde Garbarino. “De parte de la empresa no hubo noticias. Lo que nos llega a nosotros es de parte de una regional que se lo comunica a la gerencia. Pero por ahora solo hay rumores”, agregó el empleado.
Los problemas de la cadena no son solo en la ciudad. La “garantía de confianza” se rompió en distintos puntos del país y una de las primeras localidades en estallar fue la capital federal. “Buenos Aires viene reclamando desde antes que nosotros, con sucursales que cerraron hace dos meses. No hay novedades de apertura ni cuándo van a pagar. Muchas se desarmaron y cerraron”, comentó Cristian.
La situación de Garbarino data de varios meses, pandemia de por medio. En 2020 cambió de dueños y comenzó a mejorar los negocios. Sin embargo, con el paso de los meses las bajas volvieron y con ello, el cumplimiento a los proveedores. Esto generó que los encargados de entregarles mercadería dejaran de hacerlo, o la confiaran con la obligación de pago con tarjetas, lo que dificultó la operatoria de las sucursales.
“Ventas había, hubo cierres por falta de mercadería. A fines de febrero los proveedores de Buenos Aires frenaron la entrega de mercadería. En casos solo se podía vender con tarjeta para que fuera directamente a ellos y no pasara por manos de Garbarino”, explicó el trabajador. En este marco, señaló que esos requisitos para la venta fueron un gran problema a la hora de llevar a cabo sus labores como vendedor.
En 2020, la empresa fue vendida por la familia fundadora al empresario Carlos Rosales, presidente de la aseguradora PROF y protesorero de San Lorenzo de Almagro. Según informaron, la operación fue con pago de salarios atrasados y una inversión de $2.000 millones en un período de 18 a 24 meses. Sin embargo, a menos de un año del cambio de mando, nuevamente fue puesta en venta, trascendió a fines del mes pasado.
Ahora, el interesado sería Facundo Prado, presidente de la operadora de televisión por cable e internet Supercanal Arlink, y CEO de la empresa Centrocard. Desde el entorno del empresario aseguraron que están negociando un contrato de confidencialidad y aún quedan unos cinco días de análisis, informó el medio Infobae.
En ese sentido, trascendió que la empresa podría entrar en un proceso de reconversión en el cual podría enfocarse en las ventas online y prescindir de sus locales físicos. Sin embargo, son rumores y por el momento no hubo voces oficiales sobre el tema. En la misma línea, los trabajadores esperan por recibir sus sueldos, recuperar los aportes no efectuados y volver a sus puestos.
En tanto, este jueves habrá una reunión entre el sindicato de Empleados de Comercio y la gerencia de la empresa para trazar las líneas a seguir y llegar a una conciliación. En caso que llegaran a un punto en común, algunas sucursales de la ciudad de Rosario abrirían sus puertas.
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