La frontera entre Ucrania y Polonia se convirtió en las últimas tres semanas en el punto de escape para millones de ciudadanos. Tras el recrudecimiento bélico y el ataque de las tropas conducidas por Vladimir Putin al territorio, Gabriel Pennise, uno de los siete corresponsales argentinos en la invasión rusa a Ucrania, dio cuenta del panorama que se vive.
-
La frontera, la nada misma que no recibe bien a los periodistas
15.15 (Hora Argentina; 19.15 en Polonia, GTM +1): Las estaciones de trenes se poblaron de voluntarios y personas que buscan socorrer a los ucranianos que se escapan hacia Polonia. “Desde el ataque, las señales de alerta son muy fuertes. Los ucranianos están muy alterados”, comentó el rosarino en diálogo con Boing y sus Secuaces.
En la misma línea, explicó que la frontera “es la nada misma”: “Son un par de barreras que dividen Ucrania y Polonia, es todo muy precario. Acá nunca pasaba nada y de repente hay muchos campamentos”.
Asimismo, comentó que los periodistas “no son bien recibidos” en el lugar: “Nosotros no estamos ni de una parte ni de la otra. Entonces, los voluntarios te atienden hasta ahí, te dicen que no están para hacer notas. Sólo van a ayudar”.
-
La tensión está presente en la frontera
07.18 (Hora Argentina; 11.12 en Polonia, GTM +1): En la jornada de ayer se vivieron momentos de tensión, luego que las tropas rusas bombardearan la zona de Lviv, a 25 kilómetros de la frontera: “Se sintió la alarma y desató un momento de una histeria que sorprende. El ejército está muy pendiente de los ucranianos”.
“La prensa no puede entrar a los refugios porque están colapsados. Son para los ucranianos o para extranjeros que puedan demostrar que vivían ahí”, explicó Pennise. Y añadió: “Es impresionante cómo en las estaciones ofrecen todo el tiempo comida y ropa, son cosas que abundan”.
Asimismo, el corresponsal de Radio Boing y RedBoing se refirió a la desesperación de los migrantes para tomar el tren hacia cualquier punto de Europa. “El ejército tapó el ingreso al andén para que no se agolpen”. “Venden boletos para ir a Ucrania, pero no regresos, ni aseguran cómo se podría hacer”, expresó.
“Lo que te dicen mayoritariamente los voluntarios es que es el lugar en el que hay que estar, donde hay que ayudar. Te sorprende tremendamente, duermen donde pueden con temperaturas bajo cero”, detalló. Y concluyó haciendo referencia a la falta de hombres en el lugar, quienes se quedaron para defender el territorio, y a las mujeres que escaparon junto a sus hijos: “Noto que aquí se sienten a salvo, tranquilas. Están donde tienen que estar. En algunos casos están esperando silenciosamente en un costado. Cuidan a los pequeños, que van y cambian sus juguetes”.
Comentarios