Todo Pasa dialogó con Lucía Genoud, pasajera del vuelo de Aerolíneas Argentinas que sufrió fuertes turbulencias y dejó como saldo 12 heridos.
Mientras el avión atravesaba el Océano Atlántico, poco antes de sobrevolar tierra brasilera, atravesó un pozo de aire. Si bien fueron unos pocos segundos todo ocurrió muy rápido y sin advertencia previa.
“En ese momento justo me había parado para tomar algo y estirar un poco las piernas en la parte trasera del avión, había 3 o 4 pasajeros más conmigo y las azafatas”, relata Lucía. “El terror fue de quienes vimos la advertencia de ponernos el cinturón y, por la distancia hasta el asiento no llegábamos. Cuando pasamos por el pozo de aire, la turbulencia me levantó y pegué la cabeza contra el techo y caí al piso fuertísimo” agrega la pasajera y destaca: “Fueron segundos, pasó todo muy rápido y fuerte”.
Al momento de la turbulencia aún faltaban 8 horas para aterrizar y, por el shock de la situación, cada mínimo movimiento habitual “se sentía terrible”. Lucía cuenta que a raíz del impacto contra suelo sufrió un fuerte dolor en la zona de la espalda baja y se sintió inmovilizada por un fuerte dolor, por lo que decidió quedarse acostada en el piso hasta llegar a destino.
“La tripulación fue profesional y humana ante la situación. El piloto apareció a hablarnos y tranquilizarnos, entre los pasajeros también había médicos que ayudaron con la situación. Además el piloto hizo todo lo posible para que el impacto del aterrizaje se sienta lo menos posible”
Lucia sufrió una fisura de sacro a raíz del golpe, algunos se fracturaron la nariz, otros sufrieron golpes o pequeños cortes, también hubo quienes perdieron la sensibilidad del cuerpo por el shock de la situación.
La pasajera entrevistada hizo hincapié en el buen trato de Aerolíneas Argentinas en el recibimiento del vuelo y la atención médica personalizada que les brindaron a los heridos desde la empresa. “Es una segunda oportunidad para vivir”, concluyó Lucía Genoud.
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