El papa Francisco pidió hoy que los países europeos no se aíslen en la pospandemia y que sean solidarios “atravesando las fronteras”, al tiempo que destacó los planes de recuperación económica dispuestos a nivel continental, al hablar frente a 500 representantes del mundo diplomático, político y cultural de Eslovaquia en su segundo día de actividades en el país.
“Ninguno puede aislarse, ya sea como individuo o como nación”, planteó el Pontífice durante el discurso que dio desde los jardines del Palacio Presidencial de la capital Bratislava, para hablar al continente desde “el corazón de Europa”, como describió a Eslovaquia.
“Fraternidad es lo que necesitamos para promover una integración cada vez más necesaria”, aseveró Francisco en discurso que pronunció tras una reunión privada con la presidenta Zuzana Caputova, líder ambientalista de 48 años que en 2019 se convirtió en la primera mujer eslovaca en ser elegida para el cargo.
Para el Papa, la fraternidad europea “urge ahora, en un momento en el que, después de durísimos meses de pandemia, se plantea, junto a muchas dificultades, una anhelada reactivación económica, favorecida por los planes de recuperación de la Unión Europea”.
Según Francisco, que llegó ayer a Eslovaquia tras pasar siete horas en Budapest, “todavía se puede correr el riesgo de dejarse arrastrar por la prisa y la seducción de las ganancias, generando una euforia pasajera que, más que unir, divide”.
“Además, la sola recuperación económica no es suficiente en un mundo donde todos estamos conectados, donde todos habitamos una tierra media”, profundizó el Papa, que se quedará en Eslovaquia hasta el miércoles, acompañado por Télam como único medio latinoamericano a bordo del avión papal.
“Que este país, mientras en varios frentes siguen luchas por la supremacía, reafirme su mensaje de integración y de paz, y Europa se distinga por una solidaridad que, atravesando las fronteras, pueda volver a llevarla al centro de la historia”, pidió el Papa.
Durante su discurso, el Pontífice planteó ademas sus preocupaciones sobre la pandemia de coronavirus. “Nos ha mostrado que es muy fácil, a pesar de estar todos en la misma situación, disgregarse y pensar solamente en uno mismo. Volvamos a comenzar reconociendo que todos somos frágiles y necesitados de los demás. Ninguno puede aislarse, ya sea como individuo o como nación”, reclamó.
En ese marco, convocó al continente a pensar la crisis de la pandemia “como un llamado a repensar nuestros estilos de vida”.
En esa línea, al firmar el libro de visitas del Palacio Presidencial, el Papa planteó su intención de que Eslovaquia “sea un mensaje de fraternidad y de paz en el corazón de Europa”.
Antes del discurso del Papa, Caputova había destacado la figura del pontífice como “un mensajero de la inspiración que se necesita para el futuro de la humanidad”.
Luego del encuentro con el mundo diplomático, político y social, el Papa se reunió con obispos, sacerdotes, religiosas y catequistas locales y los convocó a seguir el camino de “la unidad, la comunión y el diálogo” con las otras confesiones cristianas.
“Es lo primero que necesitamos: una Iglesia que camina unida, que recorre los caminos de la vida con la llama del Evangelio encendida. La Iglesia no es una fortaleza, una potencia, un castillo situado en alto que mira el mundo con distancia y suficiencia”, aseguró durante el encuentro en la Catedral de San Martín, una construcción de los siglos XIV y XV del centro de Bratislava.
En su primer día en Eslovaquia, Francisco ya había insistido con los pedidos de “unidad” al reunirse ayer con las once Iglesias cristianas no católicas del país.
Por la tarde, el Papa visitar un centro para personas sin hogar gestionado por monjas de la Congregación de Madre Teresa, luego encontrará a la comunidad judía local y recibirá al Presidente del Parlamento y al Primer Ministro del país en la Nunciatura apostólica de Bratislava.
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