Desde hace dos semanas y ante el avance de la variante británica de Covid-19, el Gobierno de Francia actualizó su política sobre la venta de barbijos para limitar el uso de mascarillas no sanitarias con una capacidad de filtrado de partículas menor al 90 por ciento.
La medida que también fue replicada en países como Alemania y Austria quienes prohibieron el uso de tapabocas de tela en espacios públicos, ahora llegó a las escuelas francesas.
La nueva normativa se suma a la decisión de la Dirección General de Salud (DGS) de reforzar el rastreo de casos, el aislamiento de positivos y facilitar el cierre de clases.
A partir de ahora también todas las pruebas PCR que den positivo tendrán que ir seguidas de un segundo test para identificar la variante en las siguientes 36 horas.
La DGS explicó que la medida responde a la “fuerte capacidad de contagio de estas dos variantes”, que requerirá además hacer una segunda prueba de diagnóstico tras el período de aislamiento. Si volviera a dar positivo, el enfermo deberá permanecer aislado otros siete días.
Quienes sean identificados como caso contacto deberán pasar la PCR en el mismo día con un test específico que permita rastrear las variantes.
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