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Rosario

Fiscalía reveló cómo fue el plan previo al ataque a la bailarina y su mamá en zona sur

Desde el día del ataque, la bailarina de danzas árabes permanece internada en el HECA.

Los sicarios que dispararon a Virginia Ferreyra y su madre el 23 de julio, buscaban “matar a cualquiera en el barrio” y así poder liberar la zona para la venta de droga. Detrás del hecho, se presume la participación de una banda criminal de la la zona sur, que es manejada desde la cárcel por René Ungaro. Además, los tiratiros habrían cobrado por el hecho criminal.

Los datos se conocieron este sábado en la audiencia en la que el fiscal Patricio Saldutti acusó a dos hombres que habían sido detenidos el jueves por la noche de ser los presuntos ejecutores del ataque que terminó con la vida de Claudia Deldebbio en una parada de colectivos del barrio Parque del Mercado. La imputativa estuvo presidida por el juez Román Lanzón, que determinó prisión preventiva para los presuntos autores del crimen, Fernando C. de 45 años y su hijo Lautaro, de 19.

Virginia Ferreyra enseña danza en la Sociedad Libanesa de Rosario. Desde esa noche del ataque está internada en el HECA, con una recuperación que de a poco parece ser favorable, tras haber estado muy grave las primeras semanas. Su mamá Claudia, que trabajó como portera en una escuela de barrio Saladillo murió por los impactos de bala, allí mismo en la esquina en la que fue baleada. La madre había acompañado a su hija a esperar el colectivo, tras una visita familiar de la bailarina de danzas árabes a sus padres. La otra víctima que resultó herida fue Fabricio, un joven que recibió un tiro en la pierna cuando tomaba una gaseosa, unos metros más atrás, cerca de los juegos infantiles. La tragedia podría haber sido mucho más grave, si los tiradores daban con alguien más: la plaza Rodolfo Walsh es el centro neurálgico del populoso barrio Parque del Mercado, en la zona sur.

Desde el primer día, amigas y alumnas de Virginia se movilizaron al Hospital para hacer fuerza por la recuperación de la joven internada, también exigiendo justicia por el crimen de Claudia. El padre de la bailarina, Carlos, brindó un testimonio muy emotivo en aquellas primeras horas, pidiendo que se encuentre a los culpables del hecho. El próximo 23 de octubre harán además una gala de danzas árabes en el teatro de la Asociación Empleados de Comercio, a buscando conseguir fondos para ayudar a la familia. 

La calificación legal de los hechos

“La calificación legal fue de homicidio doblemente calificado, por concurso premeditado de personas y por promesa remuneratoria”, explicó el fiscal Saldutti en conferencia de prensa en el Centro de Justicia Penal. Y explicó que después de varios allanamientos y evidencia que se recolectó en este tiempo, más un testimonio clave que se consiguió en las últimas horas, se pudo corroborar que los asesinos “habrían recibido dinero para cometer este hecho y otros más que fueron mencionados, más homicidios en la zona que estamos ahora también investigando“.

Saldutti detalló también que para llegar al lugar donde dispararon a Claudia Deldebbio se utilizaron dos autos en los que llegaron cinco personas, dos de las cuales fueron imputadas hoy. “Uno de ellos conducía el auto negro y el otro bajó del vehículo para disparar”, detalló el fiscal. “El ataque no estaba planificado para quienes resultaron víctimas. El fin era causar temor en la zona, hiriendo o matando a cualquier persona ajena al conflicto”.

El plan de los Ungaro

Se supo también que una de las hipótesis que maneja Fiscalía, que ahora seguirá con la investigación en busca de los prófugos y de la instigación del plan, es que el mismo habría sido orquestado desde una prisión por René Ungaro, de 35 años y hace 12 en prisión por el asesinato del entonces jefe de la barra de Newell’s, “Pimpi” Caminos. Alojado en Piñero primero y ahora hace un tiempo en la cárcel federal de Ezeiza, sumó delitos y es líder de una banda que siembra violencia hace tiempo en la zona sur de la ciudad.

René Ungaro, de 35 años. Hace doce que está preso y ejerce su liderazgo desde la cárcel.

La teoría del líder narco y su plan para el barrio

En la cárcel, Ungaro comparte decisiones con los Funes. El año pasado, de hecho, ambos sumaron condenas por integrar una asociación ilícita. El grupo se hizo fuerte en la zona sur, dominando con violencia los barrios Parque del Mercado, Municipal, Tablada y Cordón Ayacucho. Cada vez que la justicia pudo avanzar en el esclarecimiento de alguno de los homicidios estos últimos años en esa parte de la ciudad, se llegó a ellos.

Unos segundos antes de que los tiradores dieran vuelta sus armas y ejecuten a las personas que estaban mirando la escena aquel sábado 23 de julio, los hombres que llegaron en auto con gorros y guantes habían disparado al monoblock de esa esquina de Isola y Maestros Santafesinos. Era un 2do piso, que usaban como aguantadero tres de los hijos de “La Guachina” González, una mujer que está detenida por una causa federal y es novia de “Teletubi” Acosta, ambos pertenecientes a la banda de Ungaro.

Por eso en un primer momento, los investigadores creyeron que el ataque podía estar vinculado a la banda liderada por Matías César -asociada con Los Monos- en una disputa por el territorio. Y hacia allí se dirigieron las pesquisas. Pero esta semana la causa tuvo un giro: en un operativo de saturación policial en la zona, una persona pidió hablar con los uniformados y reveló que quienes habían disparado a Virginia y su mamá estaban allí mismo en el barrio.

Al dar con los sospechosos, el fiscal Saldutti encontró que al revés de lo pensado originalmente, podrían estar vinculados con la misma banda de Ungaro.

En este marco, fuentes de la investigación que dialogaron con Red Boing plantearon: “Creemos que Ungaro siente que está perdiendo poder, que la gente en la zona ya no lo respeta como antes por el tiempo que hace que está detenido. Y que por eso mandó a cometer un hecho así para ‘hacerse respetar’, para que le tengan miedo. Una de las que tal vez le perdió el respeto es la que llaman ‘Guachina’. Y ahí los disparos buscaron un doble mensaje: al barrio, con las muertes inocentes; a la Guachina o su gente, que no se atrevan a vender para otro que no sea para él”.

El dato vuelve a poner en tela de juicio lo que sucede dentro de las cárceles provinciales y federales, desde donde se instigan buena parte de los delitos violentos que sufre Rosario.

El 2do piso del monoblock de Isola y Maestros Santafesinos fue blanco del ataque en julio. Unos segundos después, los sicarios dieron vuelta las armas y tiraron a la plaza.

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