Las dudas se mantienen en el aire respecto a la muerte de Facundo Astudillo Castro. A casi 10 meses de su desaparición y muerte, las autoridades allanaron el destacamento policial de Teniente Origone y dieron con una serie de pruebas que apuntan hacia la policía de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, la incógnita que existe sobre el DNI del joven y las dos líneas telefónicas que quisieron sacar a su nombre posmortem, se mantiene.
Los fiscales Andres Heim y Horacio Azzolín aguardan una serie de resultados de peritajes claves para avanzar en la hipótesis de la “desaparición forzada seguida de muerte” del joven de 22 años. Este jueves, en el procedimiento llevado a cabo dieron con más de 30 rastros.
Entre las pruebas que aún le quitan el sueño a los investigadores se encuentra la mochila de Astudillo Castro. Esta fue encontrada en el mismo cangrejal en el que fue encontrado su cadáver, pero unos días después y a 3 kilómetros de distancia. En su interior, encontraron algunas prendas de vestir del joven que estaban rotas -entre ellas los pantalones que portaba el muchacho en la foto que le sacó la policía bonaerense- y con marcas de quemaduras con algún tipo de ácido.
“Estaba doblado y guardado. ¿Cuándo se lo sacó? ¿Por qué?”, se preguntó el investigador consultado por la agencia Télam, quien dijo que también “fue llamativo” que “dentro de la mochila estuviera la gorra, cuando Facundo era un joven que siempre iba con su gorra puesta”.
Sin embargo, no fue encontrado el Documento Nacional de Identidad (DNI) de Facundo, que sí tenía cuando fue detenido por los policías Sosa y Curruhinca en la ruta 3 a la altura de Mayor Buratovich y hasta fue fotografiado por ellos. Para los investigadores, la desaparición del DNI es un enigma aún no resuelto, a lo que se agrega que apenas unas horas después del hallazgo del cadáver de Facundo, alguien utilizó los datos de su documento para habilitar dos líneas de teléfono a su nombre.
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