Este lunes comenzó la audiencia contra integrantes de la banda Los Monos por haber extorsionado al titular de una red de agencias de Lotería de Rosario. La imputación continuará este martes y tiene como víctima a Cristian Q., dueño de los locales de El Califa, baleados e incendiados varias veces entre 2021 y 2023. La investigación fue del fiscal Pablo Socca, que había ordenado la semana pasada más de 40 allanamientos en varias localidades santafesinas y cárceles provinciales, además de una requisa a la celda de “Guille” Cantero en el penal federal de Marcos Paz, un operativo en la ciudad de San Nicolás y otro más en el lujoso hotel Faena, en Puerto Madero. Tres días más tarde, también fue allanada una escribanía rosarina en la que se encontraron 15 escrituras que darían cuenta de que una de las acusadas, Mariana Ortigala, podría ser testaferro de Los Monos. Esta parte de la acusación, que aún no fue presentada, corre por cuenta del fiscal Miguel Moreno, de la Unidad de Delitos Económicos del MPA.
Tras aquella impactante redada, que comenzó pocas horas después del escrutinio de las elecciones santafesinas, se había logrado detener a varias personas personas y se consiguió abundante información de interés para la causa. La evidencia que acumuló Socca y empezó a presentar este lunes es que el agenciero había empezado a ser extorsionado en 2021, cuando se le pidió un millón y medio de dólares a cambio “de no entregarlo con los fiscales y con la AFIP“, para luego bajar en 2023 el pedido a cien mil dólares. En el medio, su domicilio y sus locales fueron víctima de varios atentados.
Según empezó a detallar Fiscalía en la primera parte de la audiencia, el responsable de ordenar las extorsiones era Cantero, desde la cárcel de Marcos Paz. El mecanismo para dar las órdenes habrían sido las visitas periódicas que hacían Sebastián Felipe y su pareja Mariana Ortigala, dos de los detenidos la semana pasada.
El nombre de la mujer resuena hace tiempo en los ámbitos judiciales: es que había sido parte del círculo de confianza de Esteban Alvarado, pero luego ella y su hermano se habían abierto de esa banda para terminar declarando en su contra; tras lo cual fue víctima de un un atentado criminal con más de 30 disparos, en marzo de 2020, al que sobrevivió de milagro. Para buscar protección luego de ese ataque, se refugió en la seguridad que podían darle Los Monos. Y así, consiguió ser allegada cercana a Guille Cantero y Vanesa Barrios, la mujer del líder de ese grupo criminal.
Este último dato ya era conocido públicamente, a partir de lo que ella misma contó inclusive en sede judicial: cuando declaró en el juicio contra Alvarado había admitido un vínculo de amistad con Cantero surgido después del ataque a tiros que sufrió en la puerta de su casa en Roldán. Pero la novedad, de acuerdo a la imputación del fiscal Socca, es que al menos desde 2021 y hasta la semana pasada en que fue detenida, se valió de esa confianza para ser también un eslabón importante en la organización Los Monos, demostrado en las extorsiones que realizó junto a su marido, a otra mujer -Lorena Córdoba- y a más integrantes de la banda.
Además, lo que empezó a esbozar la Fiscalía en la audiencia del lunes es que Ortigala y su pareja también podría haber sido testaferros de Los Monos. Se espera que en la continuidad de la audiencia de este martes, el fiscal Moreno amplíe esa parte de la acusación: por lo pronto, se supo que se encontraron propiedades a nombre de la ex testigo del juicio de Alvarado, en las que vivía alguno de los otros acusados de esta causa, como un departamento en Corrientes al 100, otro en La Florida, varias casas más en Rosario y en Funes.
En uno de esos domicilios de Funes, Vanesa Barrios cumple arresto domiciliario. Según lo que se explicó en audiencia, la propiedad habría sido obtenida a través de fraguar una escritura estando su dueño original postrado en un geriátrico.
Cabe recordar que el último jueves, la justicia federal también indagó a Ortigala, por detectar que en otro de los departamentos que figuraba a su nombre, en Avenida Francia al 800 y cerca de la Facultad de Medicina, se acopiaba droga para Los Monos. Así, se la acusó por facilitar la venda de estupefacientes.
Comienzo atrasado y presentaciones sui generis
La audiencia debía comenzar a las 14 hs en la sala 8 del Centro de Justicia Penal, pero el inicio se dilató hasta casi las cinco de la tarde, porque Cantero no tenía abogado particular y quien debía representarlo por el Servicio Público de la Defensa no había podido entrevistarse con él.
Luego, ya con la jueza María Trinidad Chiabrera, fiscales y abogados en la sala, fue el turno de la presentación de los acusados, que participaron por Zoom: Sebastián Felipe, marido de Ortigala, dijo que era “reparador de aire acondicionado y que le daba una mano a su señora para administrar unas casitas que tiene”. Durante la audiencia, el fiscal mostraría que las propiedades que encontró a nombre de la mujer eran catorce.
Enseguida fue el turno de Lorena Córdoba, la joven viuda de David Perona -ex capo del juego ilegal en Rafaela y muerto durante la pandemia por Covid- que se presentó como manager de artistas para la Warner Music.
Por su parte Daiana Leguizamón, que tiene varios videos como trapera con el nombre de “Bren Diabla”, dijo que tenía 30 años y que vivía en San Nicolás con sus 5 hijos, el más grande de 12 y el menor de 8 meses. La semana pasada cuando la detuvieron, durante los allanamientos escondió un celular en el pañal del bebé y se comió un chip de teléfono para que no se lo quede la policía.
Leguizamón dijo ser peluquera y estar sin trabajo: “Vivo de la asignación”, explicó. De acuerdo a lo que relató el fiscal Socca, cuando la allanaron el lunes de la semana pasada en la madrugada, la “Diabla” había dicho a los efectivos policiales: “¿Se piensan qué perdí? Ustedes no sabés quién soy. Perdimos, la verga”. Ahí fue cuando se tragó el chip y dijo después: “Estaba rico, ¿eh? Voy a ver el expediente, voy a tener sus datos y las van a pagar”
Finalmente, en la ronda de presentación fue el turno de Cantero, que dijo vivir en Rosario, aunque cuando se le preguntó el domicilio contestó que no tenía: “Hace diez años que estoy preso, por eso”. También relató que no hizo la escuela, pero que ahora está yendo a primer grado en la cárcel. Y que tiene cinco hijos.
En la evidencia que recolectó el fiscal, Cantero desde la cárcel llamaba a Leguizamón, que cumplía arresto domiciliario en San Nicolás. Y ella triangulaba llamadas con otras personas que debían recibir instrucciones, buscando que la justicia no conozca el destinatario final de cada comunicación. Además, el fiscal dijo que el líder de Los Monos tiene un teléfono fijo asignado en el penal de Marcos Paz, al igual que el peruano Julio Rodríguez Granthon, otro integrante de la banda condenado por narcotráfico y proveedor mayorista de droga en Rosario.
El inicio de las extorsiones
La primera amenaza es de Ortigala, que compartía gimnasio con el dueño de las casas de Lotería. Eso fue en el gym “La Estación”, en Fisherton. Según la denuncia que hizo la víctima, se cruzaron cargando agua en el dispenser y ella le dijo que se parecía a Luis Medina, con lo cual entablaron algún contacto. Poco después, su marido Felipe fue al gym para decirle al titular de El Califa: “A mí me manda la mafia, tenés que poner un palo y medio verde para poder seguir trabajando tranquilo, si no no trabajas más. Te vamos a denunciar en Fiscalía. La viuda de Rafaela (Lorena Córdoba) tiene videos, pruebas, cosas contra vos. Te vamos a denunciar en Afip”.
A partir de ese momento, la ex testigo del juicio contra Alvarado no iba a aparecer más por el gimnasio, según explicó el fiscal. Eso pasaba en 2021, un año después del atentado del que Ortigala salió milagrosamente con vida. Aquella balacera contra ella en Roldán había sido planeada por Alvarado como venganza por declarar en su contra.
Más tarde, en febrero de 2022, quien iba a presentarse en uno de los locales de Lotería era Lorena Córdoba, la viuda de Perona. Según la evidencia que llevó Socca a la audiencia, en esos días el empresario de juegos de azar estaba con su mujer en Buenos Aires cuando recibe un llamado de una empleada de una de sus agencias. Y le cuenta que una mujer muy llamativa preguntaba por él. Su esposa le hace una escena de celos, pensando que era una amante, cuando la describían como de apariencia llamativa y con uñas muy largas. Era Lorena Córdoba, quien se presentaba como “una mujer de Rafaela, él sabe quién soy”. Al amenazar, dejaba como número de contacto un teléfono de Ortigala.
Socca detalló que al indagar sobre aquel número, aparecen chips de Rafaela metidos en el mismo IMEI que había tenido de Ortigala. Y así apareció la relación entre las dos mujeres. La ex pareja de Córdoba, había sido nombrado en la causa de juego ilegal en la provincia y era quien controlaba garitos clandestinos en Rafaela. Una de las hipótesis causa es que Cristian Q. heredó parte de los negocios que dejó Perona al morir de Covid y que por eso la joven insistía con que era “de Rafaela”. Al tener una parte de su ingreso no demostrado, lo apretaban con mostrar esa red clandestina a la AFIP y la justicia.
En la investigación, la fiscalía logró dar con un perfil de Instagram que usaba Córdoba. Y allí aparecían aquellas “uñas largas” de las que hablaba la empleada de la agencia de lotería y también un tatuaje en la muñeca, que la amenazada había mencionado como seña particular. También algún posteo junto a Ortigala, que Socca mostró en audiencia para exhibir la relación entre ambas mujeres, que detenidas en la cárcel del ORDER de Rosario seguían la audiencia por Zoom.
En los primeros días de septiembre, antes de allanar, el fiscal Socca y su equipo fueron viendo los movimientos de Lorena Córdoba, a la que detuvieron en un hotel de Puerto Madero en el que una habitación salía 400 mil pesos la noche. Sus story de Instagram, algunas de las cuales mostró ayer el MPA en audiencia, fueron determinantes para la caída.
“Por toda esta evidencia que fuimos juntando, entendimos que podía ser ella la que había ido a extorsionar”, indicó el funcionario del MPA. A su lado, estaba el fiscal Miguel Moreno, de la Unidad de Delitos Económicos, que se espera que este martes brinde detalles sobre la faceta económica de la organización, con varias propiedades que se le encontraron a Ortigala durante un allanamiento a una escribanía el pasado jueves.
En julio de 2022, hubo tres incendios en las agencias de El Califa en la misma noche. Además, en poco tiempo le balean otra y pasan por su casa en señal de intimidación. “Cumpa tenes que pagar 1.500.000 billete verde, no la hagas mas larga, te vamos hacer cerrar todas las agencias, tenes 24 hs, somos rosario entero”, le decían en una nota. Esa segunda tanda de atentados había sido armada por Brian Díaz, preso en Piñero y ya condenado por otras extorsiones, hermano de Maximiliano “Cachete” Díaz, que además fue condenado el mes pasado por el crimen del casino City Center, también organizado por Los Monos.
La última zaga y la presentación a la justicia
En junio de 2023, después de casi un año sin atentar contra El Califa, volvieron los ataques. Primero, incendian la agencia de Jujuy y Alvear, en Pichincha. Y también amenazas en el en el bar de Pellegrini casi Avellaneda, llamado “Uno y medio”.
En este último lugar, según describió Socca, se presenta un hombre en moto y le muestra a la mujer que estaba a cargo del negocio una voz que salía de un teléfono, que pone en altavoz: “Vos al pibe le vas a entregar dos mil dólares para el día 5. Somos la banda del hermano de Cachete. Nosotros somos los Díaz”. Después de decir que el “5 volvía”, se fue en una motocicleta tipo 110, color blanca, con una caja de delivery y el logo de una estrella.
Después vino el incendio de El Califa de calle Mendoza al 4200, en Echesortu. Y la balacera contra el bar de avenida Pellegrini que había sido amenazado. Por entonces, no se sabía qué un hecho tenía relación con el otro.
A partir de entonces es cuando el titular de las agencias de juego. se presenta ante la fiscalía y decide contar lo que le venía pasando.Y afirma que sospecha de Mariana Ortigala y su marido.
Otro dato que llamó la atención, cuando Socca mostró el detalle de llamadas y de números telefónicos que habían usado los imputados, fue el hecho de que en el IMEI de un teléfono que Ortigala había dado como propio en el gimnasio, en 2021 se metieron al menos 400 chips con numeración correlativa. “Nunca ví algo así en mi trabajo como fiscal. Acá alguien facilitó a modo mayorista todos esos chips”, dijo.
Socca mostró escuchas a la mujer y su marido. “Así me enteré que un día Felipe, su pareja, estaba volviendo de Marcos Paz. Cuando pedí el listado de visitas, pudimos ver que iba todos los meses a ver a Cantero a la cárcel, al menos desde enero de 2022. Iban tanto él como ella”.
En la parte final de la audiencia, antes del cuarto intermedio hasta el martes a las 8 hs, el fiscal mostró algunas de las propiedades a nombre de Ortigala. Como se dijo más arriba en la nota, en una de ellas la justicia federal encontró punto de acopio de drogas, motivo por el cual la semana pasada fue indagada por el juez Carlos Vera Barros.
Por último, Socca leyó una conversación de fines de agosto entre Cantero y Ortigala en la que ella menciona que debía reunirse con Matías Edery, por un tema relacionado con su hermano Rodrigo, que acababa de ser acusado por el citado fiscal en el juicio por el crimen en el casino City Center. En la misma comunicación, el líder de Los Monos le preguntaba a su interlocutora quién había amenazado al funcionario del MPA. “Lo ví en la tele”, le decía Cantero.
Ese audio fue previo a una audiencia que se realizó en el Centro de Justicia Penal. “No sé si se hizo esa reunión, pero el juez decidió que Ortigala siga en libertad”, dijo Socca. Consultado su colega Edery sobre este tema informó que él allí pidió prisión preventiva porque tenía sentencia, pero los jueces no la dieron. “Le solicitaron una fianza de $40.000.000 y que entregue el pasaportRodre. Los magistrados fueron Santana, Fernandez bussy y Bilbao Benitez”, le indicó a RedBoing.
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